Del cautiverio a una historia de amor: Samantha Jirón y Kevin Solís se declaran enamorados

Como “caídos del cielo” y al sonido del aterrizaje de un avión, dos jóvenes entre 222 ex reos políticos de Nicaragua, iniciaron su aventura de amor que hoy califican como “una oportunidad” del destino obligados a sanar las heridas causadas por el cautiverio al que fueron sometidos por su activismo político en contra de la dictadura de Daniel Ortega.

Samantha Jirón, la ex rea política más joven de Nicaragua, y Kevin Solís, uno de los sobrevivientes del ataque a la Divina Misericordia en julio de 2018, ambos de 23 años de edad, han decidido confesar el amor que se tienen uno al otro y que es testigo de la reunificación entre ambos y sus familias, tras recuperar su libertad de las cárceles del régimen sandinista el pasado 9 de febrero.

Los ex prisioneros nicaragüenses, obligados al destierro y desnacionalizados posteriormente, se conocieron desde el inicio de las manifestaciones antigubernamentales de 2018, pero fue hasta años después y en Costa Rica que se reunieron por primera vez y sostuvieron encuentros en los que ambos participaron como parte de su activismo político en contra de la dictadura sandinista.

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Aunque ambos aún no eran conscientes del amor que se profesarían en un futuro, la chispa de la esperanza permanecía en sus espíritus de libertad. “Todo el tiempo lo seguí, y ya me gustaba”, relata Jirón.

La madrugada del pasado 9 de febrero, sus rostros se llenaron de alegría al reencontrarse en el mismo vuelo “de la libertad” que los llevaría hacia Washington donde serían recibidos por las autoridades estadounidenses. En esta ocasión pudieron volver a abrazarse y estar juntos como el inicio de su historia de amor.

“En el avión cuando venimos nos reencontramos, lo abracé, me dio alegría saber que estaba libre y desde ese momento empezó todo”, asegura Jirón.

Por su parte, Solís dijo que cuando iba entrando al avión, vio a una mujer “bellísima, un ser tan delicado, hermoso, que hizo remover la atracción que sentía por ella”. El joven opositor recuerda que “buscaba excusas para hablarle”, inclusive, durante su viaje en avión se levantó en varias ocasiones al baño para tener contacto con Jirón.

Reencuentro en el destierro

Ambos relatan que su primer encuentro a solas fue durante su llegada a Washington. “Estando en el hotel fuimos a caminar cerca y estuvimos hablando todo el tiempo y creo que era obvio”, recuerda Jirón.

Solís describe que esa fue la primera vez que Jirón le insinuó su amor. “Estamos caminando y dice ‘¿Y vos tenés novia? No ¿y pensás intentar algo? ‘. Yo le dije: quién sabe porque soy un poco tímido al tema del rechazo y ella me dice ‘¿Y crees que yo te rechace?’ y yo me quedo (silencio), al momento ignoré la palabra porque no tenía respuesta para eso y después nos quedamos frente al lago viéndolo; tenía ganas de besarla”, recuerda.

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Para Jirón el inicio del amor entre amor fue algo “espontáneo que simplemente se dio”. A su criterio, esta historia es una oportunidad para sanar el sufrimiento y el dolor que ambos arrastran desde su secuestro en Nicaragua. Aunque existen muchas razones que los unen, también hay motivos que los obligan a guardar respeto.

Segú Samantha Jirón el respeto es la clave del éxito, puesto que los desacuerdos que ambos tienen en asuntos cotidianos y aspectos políticos han provocado identificar la diversidad de pensamientos que poseen, no obstante, están conscientes del pensamiento de libertad que los une, al igual que a millones de nicaragüenses que anhelan una Nicaragua en democracia y justicia.

“Muchas cosas nos unen, primero el amor que nos tenemos nos une demasiado, el respeto que tratamos de que no nos falle, la confianza y el mismo sentimiento contra Daniel Ortega”, señala Solís.

“Eso es lo principal en las cosas que estamos de acuerdo”, respondió Jirón.

Antes de caer presos por su activismo político, ambos eran estudiantes activos en Nicaragua y Solís, a diferencia de Jirón, ya era padre de familia, era universitario, sufrió dos detenciones y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) le otorgó medidas cautelares en 2021.

Por su parte, Jirón se exilió en San José, Costa Rica, por un período de dos años, luego de la persecución que desató la dictadura sandinista contra opositores y manifestantes. En ese país retomó el quinto año de bachillerato en modalidad nocturna en el Colegio Nacional Marco Tulio.

Llegar a San Francisco en busca del amor

La joven opositora relata que decidió viajar 11 horas desde Nueva Jersey hasta San Francisco en el estado de California y recorrer 4,702 kilómetros de distancia para estar cerca de Solís, quien desde su llegada a Estados Unidos inició su vida en esta ciudad. “Crucé todo EE.UU., imagínate, de costa a costa, para que vea (risas) y nos manteníamos bien comunicados”, narra.

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“Sirvió como prueba y verdaderamente eso me dio a entender que (ella) era para mí”, agrega Solís.

Ambos pretendían mantener en secreto su relación de noviazgo, sin embargo “el chismecito”, como lo llama Jirón, se regó por toda la comunidad de opositores desterrados, quienes han celebrado la decisión de ambos ex reos políticos y extienden su cercanía con alegría en la unidad del amor.

“Con los chicos ha sido broma, señas, ahí estaba Lesther (Alemán) haciéndonos (risas), los chicos están muy contentos por nosotros. No se lo esperaban, creo que lo notaron en el primer instante, pero era bastante obvio”, añade Jirón.

Los jóvenes activistas han detallado que sus familias reconocen y aceptan la necesidad de ambos de encontrar a alguien que sea su compañero o compañera de vida en circunstancias, como las que viven las personas apátridas en suelo estadounidense. Por ello, ambos ya han apresurado el proceso de legalidad y otros trámites migratorios para iniciar su nueva vida en esta ciudad.

“Es importante porque después de tanto dolor podes volver a querer, a ser feliz, volver a sentir ese cariño, un abrazo, entonces creo que de la oscuridad a la luz totalmente y el amor te puede ayudar a salir de todo, a superar muchas cosas”, describió la joven opositora.

Kevin Solís fue sometido a tratos crueles e inhumanos en celdas de máxima seguridad en el Sistema Penitenciario Jorge Navarro de Managua, mejor conocido como “La Modelo”, por tres años; mientras Samantha Jirón fue obligada al cautiverio en el Sistema Penitenciario de Mujeres “La Esperanza”, en Tipitapa, por 15 meses.