Monseñor Álvarez: “No nos robarán la tenacidad de construir una nueva Nicaragua”

El obispo de Matagalpa, Monseñor Rolando Álvarez, expresó que Nicaragua vive una lucha “encarnizada entre el bien y el mal”, en referencia a las graves violaciones a los Derechos Humanos que se comenten por parte del gobierno y sus estructuras represivas, como la policía; para el religioso la nación atraviesa un túnel oscuro, pero que al final tendrá la luz que tanto anhela.

“Que como el dragón infernal quiere acabar con todo lo que encuentra a su paso, que se enciende de furia y de ira ante todo aquello que represente un signo de esperanza, es una fuerza descontrolada y aparentemente devastadora, infernal, que con su cola quiere borrar con la historia”. externó Álvarez.

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En su homilía esbozó que el “mal” se pretende imponer por la fuerza, al costo que sea y por encima de quien sea, embriagado de arrogancia, cubierto de crueldad, despojado de humanismo y convertido en un monstruo destructor, características que los nicaragüenses han descubierto en el actual gobierno, de conformidad a las miles de denuncias interpuestas en organismos de Derechos Humanos, que hasta hoy siguen sin respuesta de parte de la justicia.

“Quiere imperar e imponerse en la historia, cerrando toda puerta o ventana de esperanza; sin embargo, hoy, nuestra esperanza se levanta, se alza como el ave fénix y remonta el pueblo, nos llenamos de fuerza, de energía, de vigor, de entusiasmo interior, para gritar sin miedo que el amor ha vencido al odio”, dijo el obispo.

Alentó al pueblo asegurando que “la esperanza vence la desesperanza” y que “no nos robarán las fuerzas, no nos robarán la energía interior, ni la tenacidad de construir una nueva Nicaragua”. Cree fielmente que la paz y la justicia llegará, aún cuando se pretenda hacer verlo como irreal.

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“El pueblo nicaragüense está vivo y seguirá vivo, porque es un pueblo que cree, que lucha, que trabaja por su dignidad; gritar sin miedo de que porque somos dignos, somos libres y porque somos libres, no tenemos miedo y porque no tenemos miedo, seguiremos esperando, trabajando por nuestra paz”, finalizó el religioso.

Monseñor recordó que “para ser libre, nos liberó Cristo, no para ser esclavos” y que “Dios posee la verdadera fuerza y la da a su pueblo”.