Abril: La llama de libertad que encendió la juventud nicaragüense en busca de democracia

Hace ya cinco años que en abril la juventud tomó un papel protagónico en aquellos plantones y marchas pintorescas de azul y blanco, que con el sonido de los pitos y al ritmo del tambor gritaban libertad, justicia y democracia, haciendo eco dentro de las filas del régimen sandinista que respondió con odio, bala y cárcel a los jóvenes por su incansable activismo de rechazo a la violencia y de cambio para Nicaragua.

Al conmemorar cinco años del “rugir” juvenil de abril, un mes lleno de sentimientos encontrados y cargado de esperanzas, la comunidad de jóvenes nicaragüenses que aún defienden desde el exilio el derecho de libertad frente a la represión de la dictadura, sigue gritando “presente” entre los espacios políticos para continuar demandando justicia y democracia para Nicaragua porque “abril no se olvida ni se borra” de la historia.

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El desplazamiento forzado por amenazas de muerte y de cárcel en contra de opositores en Nicaragua, no detuvo la “lucha” de la juventud nicaragüense que aún sigue reclamando un cambio verdadero que permita encontrar una solución a la crisis generada por la represión política que sigue vigente en el país y ahora alcanza a la iglesia católica y sus autoridades.

Para María Alvarado Zepeda, activista política y miembro juvenil de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB), abril representa “resistencia, rebelión, amor y patriotismo” que son ejemplos de lucha para aquellas generaciones que aún arrastran aquel pasado oscuro de los regímenes autoritarios que se han instaurado en el país mediante el poder de las armas y que solo ha causado dolor y división en el pueblo.

La joven feminista de 26 años de edad, asegura que el inicio del estallido social y político de abril en 2018 es un referente de “rompimiento de patrones” históricamente ligados a las dictaduras en la región, sobre todo en Nicaragua. Además, considera que la unidad de la juventud y sus familias de salir a protestar en contra de las violaciones a los derechos humanos, es un reflejo de la “resistencia” de los pueblos.

“Yo creo que la resistencia de abril y todo lo que representó y lo que viví en 2018, sigue vigente porque tenemos esa sed de justicia, libertad, el poder instaurar y tener una Nicaragua libre y justa para todos y todas, e insisto en el rompimiento de esos patrones históricos”, destaca Alvarado Zepeda.

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La opositora también hizo referencia al “compromiso generacional”, que se traduce en incrementar la participación ciudadana y juvenil, sobre todo, en los espacios políticos de demandas y acciones para detener el alojamiento de regímenes autoritarios en Nicaragua. Considera que seguir cuestionando “los liderazgos” es un paso significativo para la reconstrucción del país.

La juventud dentro de la política

A lo largo de estos últimos años, el diseño de coyuntura y de unidad entre las bases juveniles y opositoras para resistir a los atropellos del régimen sandinista, continúan yendo por el mismo camino de “lucha” y no violencia para lograr la democratización de Nicaragua, según manifiesta Maryuri Duarte, de la Articulación de Movimientos Sociales.

Duarte valora el aprendizaje adquirido desde 2018 dentro de los espacios políticos, los cuales eran ignorados por este sector poblacional debido a que siempre han sido controlados y manoseados por personas señaladas de corrupción, en su mayoría veteranos, que acuestas del pueblo se han adueñado del poder hasta convertirlo en beneficencia propia.

“Las juventudes seguimos luchando por esta democracia, creo que no se ha desvirtuado la lucha de abril y principalmente que tenemos más herramientas, más conocimientos, y principalmente un mejor panorama”, asegura la opositora. “Aunque nos va a tomar mas tiempo lograr la democracia, sé que viene con un pie firme”, agrega.

Ricardo Mendoza, miembro de la Unidad Juvenil y Estudiantil, comparte el mismo pensar de Duarte y asegura que los jóvenes fueron protagonistas del inicio de una nueva revolución marcada por la “no violencia” y el derecho de libertad que fue oprimido por la dictadura a través de agentes de vigilancia señalados de torturar y asesinar para congraciar con sus ideologías retorcidas y lejanas de lo que verdaderamente significa democracia.

“Para mí abril significó el surgimiento de las juventudes. Abril fue un proceso en que todos los jóvenes salimos a la calles a demandar derechos que estaba siendo limitados a la ciudadanía, sin importar que no fuera solo para nosotros”, expresa Mendoza.

Con el grito de “abril nunca muere, no podrán borrar abril”, el joven opositor exiliado en Costa Rica desde junio de 2022 interpreta como “la lección principal” la capacidad de organización y unidad del sector juvenil nicaragüense que busca denunciar la violación a los derechos humanos en Nicaragua.

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“Es necesario acercarnos, dialogar, platicar para encontrar esos puntos en comunes que nos unen y crear una unidad sólida que nos ayude a formar un nuevo proceso de gobierno que lleve a Nicaragua a una democratización y, sobre todo, a la libertad”, agrega.

“Seguimos en la lucha”: Acosta

Por su parte, Allan Guerrero de la Alianza de Jóvenes y Estudiantes Nicaragüenses (AJEN), recuerda que abril fue el impulso de la juventud para ocupar espacios políticos, como también lo mencionó Duarte y Mendoza, y coincide que las calles y universidades estuvieron tomadas por la juventud a pesar de los atropellos del régimen.

Guerrero asegura que abril es una esperanza de democracia en Nicaragua en la que “todos podamos participar” y ser protagónicos de “esos cambios sociales que tanto anhelamos nosotros los jóvenes, así como todos los nicaragüenses”.

“Muchas de las cosas que aprendimos en este proceso es trabajar en colectivo, organizarnos como jóvenes, conocer las ideologías de otros cómo ellos piensan, los planteamientos”, explica el opositor. “El trabajo que ahorita tenemos que hacer es seguir organizándonos, tener esa incidencia, participar en todos los espacios porque abril no se olvida y siempre será abril”, añade.

En esa sintonía, Yunova Acosta del sector juvenil de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD), manifiesta que la lección de abril es seguir “juntos con una misma causa” que permita encontrar la libertad para Nicaragua y el destierro de la dictadura sandinista que con mano de hierro despojó a los nicaragüenses de su democracia.

La opositora y activista de la Universidad Nacional Agraria (UNA), reconoce que abril es el significado de “lucha, resistencia y valentía” de la juventud que podría ser “ese relevo generacional que Nicaragua tanto necesita”.

“Nos toca un año más, muchos en el exilio, otros en el destierro y otros encarcelados, pero seguimos en la lucha y creo que este año ha sido de mucha fuerza para todos los jóvenes y sobre todo para el resto de la ciudadanía nicaragüense. Sigue viva la llama de abril porque seguimos luchando por una Nicaragua más libre, justa, para no tener presos políticos”, indicó Acosta.

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La joven activista advierte que a pesar del contexto represivo instalado en Nicaragua y las amenazas de cárcel y destierro en contra de la Iglesia católica, las organizaciones siguen trabajando para presionar a la dictadura sandinista. “Queremos libertad”, es el grito de Acosta.

“Ahorita tenemos a 5 jóvenes presos políticos en Nicaragua, y vamos a seguir luchando hasta que se restituyan todos nuestros derechos ciudadanos”, finaliza.