• Managua, Nicaragua
  • 6:01 pm
  • Oct 31, 2021

Decir amar a Dios y a la vez odiar a su hermano es ser mentiroso dice Monseñor Silvio Báez

En su homilía de este Domingo XXXI del tiempo ordinario, desde Saint Agatha Catholic Church, Miami, Monseñor Silvio Báez, Obispo Auxiliar de Managua, reflexionó en distintos  versículos bíblicos basados en el amor a Dios y a su prójimo.  El líder religioso reflexionó en el más grande de los mandamientos: Amarás al señor tu Dios con […]
Monseñor Silvio Báez
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En su homilía de este Domingo XXXI del tiempo ordinario, desde Saint Agatha Catholic Church, Miami, Monseñor Silvio Báez, Obispo Auxiliar de Managua, reflexionó en distintos  versículos bíblicos basados en el amor a Dios y a su prójimo. 

El líder religioso reflexionó en el más grande de los mandamientos: Amarás al señor tu Dios con todo tu corazón y a tu prójimo como a ti mismo, aunque añadió que quien dice amar a Dios y odiar a su hermano es ser una persona mentirosa.

“El escriba del evangelio de hoy le pregunta a Jesús: ¿cuál es el principal de todos los mandamientos, ¿cuál es el mandamiento que los resume todos y que encierra todo lo que Dios espera de nosotros? Jesús no dudó en responder citando unas palabras del libro del Deuteronomio, conocidas como el Shemá, las cuales todo judío piadoso repite dos veces al día: “Escucha Israel, el Señor nuestro Dios, es el único Señor. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu ser” (Dt 6,4)”, dijo el jerarca católico.

Agregó que “Jesús mismo, como judío piadoso, recitaba todos los días este texto, con el cual fortalecía su amor por el Padre y le servía para orientar su vida y su misión. Esto era lo más importante para Jesús: amar a Dios apasionadamente por encima de cualquier otra cosa, desearlo, buscarlo, tener sed de él, anhelar su presencia. En muchos salmos encontramos hermosas expresiones que manifiestan este amor apasionado hacia Dios: “Te amo, Señor, mi fortaleza, mi salvador” (Sal 18,2); “Tengo sed de Dios, del Dios vivo” (Sal 42,3); “Mi alma tiene sed de ti, Dios mío, como tierra árida, sin agua” (Sal 63,2).

Para el Obispo, hoy en el exilio tras haberse visto amenazado de muerte por el gobierno de Daniel Ortega, el amor a Dios no es un vago sentimentalismo ni un refugio fácil fuera de la vida. El amor a Dios es también y sobretodo un amor obediente. Amar a Dios es buscar amorosamente en todos los acontecimientos su voluntad. El creyente demuestra que ama a Dios haciendo en todo lo que a él le agrada.

“Es lo que Jesús nos ha enseñado cuando dice: “Si alguno me ama, guardará mis mandamientos” (Jn 14,23), y es lo que leemos también en la Primera Carta de Juan: “El amor de Dios consiste en cumplir sus mandamientos” (1 Jn 5,3). Amar a Dios es optar siempre por el bien, por el amor y por la verdad. Amar a Dios es renunciar al egoísmo, a la maldad, y a la mentira. Amar a Dios es esforzarnos por hacer siempre lo que es bueno y hace más humana y feliz la vida de los demás”, dijo.

Jesús deja claro que no se puede amar a Dios sin pensar en los demás

El líder católico dijo en su mensaje bíblico a la feligresía que, después de haber afirmado la primacía del amor a Dios, Jesús añade un “segundo mandamiento”, citando otro texto bíblico, esta vez del libro del Levítico: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mc 12,31; cf. Lv 19,19).

“Esto es lo más original de la respuesta de Jesús: él coloca el mandamiento del amor al prójimo al mismo nivel del amor a Dios. Se trata de dos mandamientos inseparables, de un único amor con dos rostros: Dios y el prójimo. Jesús deja claro que no se puede amar a Dios sin pensar en los demás, ayudándolos en sus necesidades y perdonándolos siempre que sea necesario. No es posible adorar a Dios en el fondo del alma sin buscar lo que es bueno para los demás. No es posible amar a Dios y vivir olvidados de quienes sufren”, dijo el líder en su mensaje.

Báez afirmó que no se puede amar a Dios viviendo de espaldas a los otros, que son sus hijos. Es lo que nos enseña la Primera Carta de Juan: “Si alguno dice: yo amo a Dios, y a la vez odia a su hermano, es un mentiroso, pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve” (1 Jn 4,19-20).

Relaciones problemáticas, disgustos y separaciones es falta amor a Dios y al prójimo.

“El amor a Dios que excluye al prójimo se reduce a una mentira. Quien cree en Dios y lo ama con todo su corazón no puede ser egoísta, frío e insensible frente a los demás. Quien cree en Dios y lo ama con todo su corazón manifiesta su fe a través de la ternura, la compasión, el perdón y el servicio desinteresado hacia los otros”, dice Báez.

Expresó que detrás de tantas insatisfacciones y depresiones que se padecen, hay grandes vacíos de amor. En el fondo de las relaciones problemáticas, los disgustos y las separaciones, falta amor a Dios y al prójimo.A la raíz de tantas injusticias, mentiras y violencias que dominan las sociedades, hay una gran carencia de amor a Dios y al prójimo.

Recalcó además que el amor tiene también una dimensión civil y política que se manifiesta en todos los esfuerzos que se hacen por construir un mundo mejor, en el que se respete la dignidad y los derechos de todas las personas.

Expresó a sus feligreses que sólo el amor les hará avanzar hacia una nueva civilización más pacífica y justa.

“Sólo el amor social nos permitirá afrontar los problemas de nuestras sociedades y renovar profundamente sus estructuras, sus organizaciones y su ordenamiento jurídico. Amar a Dios y al prójimo es también preocuparse por la fragilidad de los pueblos, asumiendo los retos políticos con compasión y ternura por la gente, buscando el bien de todos, sobre todo de los más pobres y olvidados, sin egoísmos ni mentiras”, dijo el líder.

Amor social se expresa con capacidad de escucha y acercamiento respetuoso 

Monseñor Báez aseguró que en sociedades divididas y enfrentadas como las de Nicaragua, el amor social se expresa también como capacidad de escucha y de acercamiento respetuoso entre todos.

“El amor es tolerancia y valoración de lo bueno y verdadero que hay en las propuestas y proyectos de las demás personas y grupos, buscando la confluencia al menos en algunos temas”, dijo Báez.

Agregó que cuando es el amor a Dios y al prójimo el que orienta la vida social y política, se debe sentir como propio el dolor de la gente y se colabora a que todos tengan una vida más digna.

“Solo cuando es el amor el que orienta la política, desaparecen los regímenes y las estructuras crueles que hacen llorar al pueblo, lo someten y lo crucifican de mil modos día a día”, recalcó.

En su mensaje concluye que Jesús todo lo ha reducido al amor a Dios y a los hermanos. Amar no es un sentimiento, sino un acto de la libertad que decide buscar siempre y a toda costa el bien de la persona amada. Amar no es una obligación, sino una necesidad para vivir.

“Tanto el mandamiento del amor a Dios, como el del amor al prójimo aparecen expresados con un verbo en imperativo: “Amarás”. Jesús no dice: “ama”, en presente, sino “amarás”, en futuro. El amor abre una historia infinita”, concluyó el líder religioso.

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