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  • 1:34 pm
  • May 10, 2022

Nicaragua tiene las condiciones para que ocurra un Cisne Negro, asegura analista

Con la inflación disparada que se mezcla con la inseguridad, la crispación social en aumento, sin estrategia contra la crisis económica, el accionar de los paramilitares, la pelea al interior del régimen de Ortega, no hay calma, todo está dado para se produzca un “cisne negro” en Nicaragua. Así lo asegura el analista político Oscar […]
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Con la inflación disparada que se mezcla con la inseguridad, la crispación social en aumento, sin estrategia contra la crisis económica, el accionar de los paramilitares, la pelea al interior del régimen de Ortega, no hay calma, todo está dado para se produzca un “cisne negro” en Nicaragua.

Así lo asegura el analista político Oscar René Vargas en su más reciente análisis sobre la coyuntura de la Nicaragua Actual titulado: La crisis de la dictadura y el “nuevo arreglo” con el capital.

¿Qué es la teoría del Cisne Negro?

Es una metáfora que, en el ámbito económico, describe aquellos sucesos que ocurren por sorpresa, que ningún analista había previsto ni tenido en cuenta porque, a priori, eran improbables y que, para bien o, generalmente para mal, terminan teniendo un gran impacto y repercusiones.

Un “cisne negro” es un acontecimiento inesperado e impredecible que produce consecuencias importantes a gran escala y sobre el que se pueda dar una explicación a posterior.

Esta teoría fue planteada por el economista libanés Nassim Taleb, que la bautizó  con ese nombre porque hasta la llegada de los primeros exploradores a Australia en el siglo XVII, en Europa se pensaba que todos los cisnes eran solamente blancos.

Vargas considera que, en las condiciones y la correlación de fuerzas actuales, Daniel Ortega ha logrado insensibilizar y anestesiar a un sector de la sociedad, al someterla a vivir en un estado de “guerra híbrida” (represión, juicios amañados, leyes represivas, etcétera).

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Expone que el régimen también ha logrado controlar a los poderes fácticos subalternos como sindicatos, partidos comparsas, iglesia evangélica, etc.

“Lo que nos permite pensar que la salida política que tiene mayor posibilidad es el nuevo arreglo con el gran capital, dado la falta de unidad, de estrategia de la oposición real. Los grupos opositores de la sociedad civil tienen poca capacidad para influir políticamente en la actual coyuntura que permitiera evitar que se produzca el nuevo arreglo”, indica Vargas.

El sociólogo exiliado en Costa Rica opina que tanto el gran capital, como los mismos Estados Unidos y Ortega, temen por diferentes razones, que una implosión interna del régimen se traduzca en un derrumbamiento del actual sistema corporativo mercantilista rentista, debido a que, por la falta de alternativa política unitaria de oposición, esta implosión pueda ser anárquica y desastrosa para las élites.

“Mientras ellos, la nomenclatura y el gran capital, secuestran la economía y se enriquecen hasta la obscenidad, se ofrecen como el único futuro posible, con poder del dinero como única respuesta razonable. Imponen la idea de que ellos pueden limpiar la política y que todo concepto de pueblo organizado es sinónimo de fracaso”, razona Vargas.

El analista agrega que Ortega pretende hacer creer que “el mejor plan de desarrollo es confiar en la alianza de la dictadura con los empresarios, porque sólo así hay posibilidades de riqueza y bienestar que algún día se chorrean hacia abajo”.

Vargas describe que actualmente un 80 por ciento de la población experimenta un deterioro del nivel de vida, debido al lastre de la inflación, el desempleo, los bajos salarios y la desigualdad social.

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“Esa gente siente que miembros de la cúpula en el poder están alejados de la realidad y eso alimenta el proceso de implosión de la dictadura. Es decir, el desgaste del régimen es permanente”, valora el ex catedrático universitario.

Además, agrega que “la gente está cansada. Lo dice la calle. El abismo entre la agenda política y las necesidades de la gente se agiganta. El mayor temor de la dictadura no es que no se produzca el ‘arreglo’ con el gran capital, sino que se rompa la calle”.

Por el momento, Vargas descarta una ruptura definitiva entre el gran capital y el régimen de Ortega, porque tendría un costo muy alto para ambos.

“Y el orteguismo no se puede permitir un mayor aislamiento. Incluso dentro del gran capital hay miembros importantes que no lo permitirían, porque no le conviene a ninguno de los dos. Por lo tanto, el objetivo de la dictadura es tener más fuerza en la negociación en curso”, expone Vargas.

Finalmente el analista político destaca que “en esta coyuntura sociopolítica el verbo le gusta conjugar es sumar.

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“Sumar diversidades, sumar proyectos diferentes, sumar para construir un contrapoder que debilite más a la dictadura. Desde luego, lo que me gustaría es que la oposición real de los autoconvocados no se coloque de espaldas al signo de los tiempos, sino que mire hacia adelante y hacia la suma. Juntos somos mayoría, juntos somos más fuertes”, sostiene Oscar René Vargas.

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