Monseñor Rolando Álvarez el “pastor con olor a ovejas” cumple ocho días de secuestro

Hace ocho días Nicaragua despertó sorprendida, triste y abatida porque la dictadura ejecutó el secuestro del pastor que resguardaba su rebaño, se había llevado sin rumbo desconocido en ese momento a monseñor Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa, junto a otros siete religiosos que lo habían acompañado en su cautiverio en la curia episcopal de esta diócesis.

Sus ovejas quedaron sin su pastor, tras un fuerte operativo que realizara de manera ilegal y arbitraria la dictadura de Ortega y Murillo, a manos de la sancionada policía sandinista. Ese día Matagalpa quedó en silencio tal como si alguien muy cercano había fallecido.

“Urgente. En estos momentos la Policía Nacional ha ingresado a la Curia Episcopal de nuestra Diócesis de Matagalpa”, alertó en ese momento la diócesis de Matagalpa en su página de Facebook.

Este golpe ha sido uno de los más fuertes que la pareja de dictadores ha dado a la iglesia católica de Nicaragua, a la cual asedia, persigue, desprestigia y trata de callar, pero no han podido porque la luz del evangelio es difícil de apagar.

A ocho días de ese secuestro a monseñor Álvarez, las oraciones prevalecen contra el mal en Nicaragua, pero también las voces desde el exterior se escuchan más fuerte.

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Una de esas voces que clama la liberación de Monseñor Álvarez es el obispo de la Diócesis de Tilarán en Costa Rica, Monseñor Eugenio Salazar, quien al saber de su secuestro este viernes se pregunta ¿Dónde está mi hermano el obispo Rolando Álvarez?

“Podrán arrestar al profeta, pero a su voz de justicia no le impondrán el silencio, pero la historia no callará. Hoy cumple una semana de haber sido secuestrado por la Policía Nacional de Nicaragua, tiene arresto domiciliario por ser un “pastor con olor a ovejas. Oremos por Monseñor Rolando Álvarez, por su vida y su ministerio, que Cristo Crucificado y abandonado sea su fortaleza”, dijo el obispo costarricense.

Ese “viernes negro” para la iglesia católica el pueblo se desbordo a orar por Monseñor Álvarez, y Nicaragua entera se unió en oración, católicos, no católicos, creyentes y no creyentes pedían una explicación a la sancionada policía.

Por la presión nacional e internacional la dictadura se vio obligada a emitir un comunicado donde señalaba que supuestamente el obispo de Matagalpa “prevaliéndose de su condición de líder religiosos, utilizando medios de comunicación y redes sociales intenta organizar grupos violentos, incitándolos a ejecutar actos de odio en contra de la población… con el propósito de desestabilizar al Estado de Nicaragua y atacar a las autoridades constitucionales”.

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“La madrugada de hoy viernes 19 de Agosto se realizó en las instalaciones de la Casa-Curia de la Ciudad de Matagalpa, un operativo que permitió recuperar la normalidad para la ciudadanía y las Familias matagalpinas”, señaló el comunicado policial en ese momento.