Ataque a universitarios en iglesia Divina Misericordia en Managua cumple 4 años de impunidad

El ataque despiadado y armado en contra de jóvenes universitarios que se atrincheraron en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua) y se refugiaron en la iglesia Divina Misericordia, en residencial Villa Fontana de Managua, cumple este 13 de julio cuatro años de impunidad. 

El trágico hecho aún vive en la memoria de los nicaragüense que siguieron de cerca el ataque al templo religioso hasta la salida de los universitarios del mismo, quienes lograron sobrevivir a pesar de no contar con insumos de primeros auxilios, alimentos y suministro de energía.

Este miércoles se cumplieron cuatro años de ese ataque a la iglesia, y cuatro años de impunidad por el asesinato de dos jóvenes; Gerald Vásquez y Francisco Flores. El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) aseguró que se trató de un “hecho de odio” contra la iglesia, enmarcado por su labor pastoral que brindó al pueblo nicaragüense durante “la rebelión social de 2018”.

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Este organismo denunció que “estos crímenes siguen en la impunidad” mientras “el régimen ORMU (Ortega Murillo) sigue matando a inocentes y continúa atacando a la iglesia católica”.

“A cuatro años de esta masacre que permanece en la impunidad, sigue el odio de la dictadura, sigue destruyendo vidas, destruyendo templos, imágenes religiosas, criminalizando a párrocos y exterminando organizaciones de tendencias cristianas”, escribió el Cenidh en su cuenta oficial de twitter.

🔴Hoy se cumplen 4 años del ataque a la Iglesia Divina Misericordia y del asesinato de los jóvenes Gerald Vásquez y Francisco Flores. Estos crímenes siguen en la impunidad. El régimen ORMU sigue matando a inocentes y continúa atacando a la iglesia católica. EXIGIMOS JUSTICIA. pic.twitter.com/67wlwdIQcl

— Cenidh (@cenidh) July 13, 2022

¿Cómo ocurrió la “masacre” en la Divina Misericordia?

Este trece de julio se conoció que una vez más el régimen sandinista continúa su persecución contra los sacerdotes, puesto que monseñor José Leonardo Urbina de la iglesia del Perpetuo Socorro de la ciudad de Boaco, fue declarado culpable por la justicia sandinista por la supuesta comisión del delito de violación en perjuicio de una menor de edad.

Asimismo, al iniciar el mes de julio, la dictadura concretó la expulsión de las Hermanas Misioneras de la Caridad de Madre Teresa de Calcuta de suelo nicaragüense hacia Costa Rica. No hubo razón alguna, sólo la cancelación de personalidad jurídica de su asociación que ayudaba a familias pobres, así como ancianos desprotegidos y a la niñez nicaragüense.

Desde horas del mediodía del 13 de julio de 2018 paramilitares armados iniciaron su ataque contra el templo católico al que desataron una jornada de fuego con armamento de guerra, mientras en su interior se encontraba una delegación de la Comisión de Seguridad junto a universitarios que se opusieron al discurso oficialista.

Supuestamente, la comisión se instaló en esta iglesia para acordar entregar el recinto que estaba tomado por los universitarios.

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Sin embargo, la orden de “Vamos con todo” de los Ortega-Murillo hizo que la guerra insolente iniciara y que los jóvenes se desplazaran a sitios de refugios, incluido el templo católico, donde aún permanecen plasmadas las señas de los balazos que terminaron en las paredes y traspasaron la imagen de Jesús de la Divina Misericordia. Fueron más de 18 horas bajo ataque, que dejó un saldo de dos jóvenes muertos.

Víctimas del ataque a la Divina Misericordia

Un informe de Bellingcat, un sitio especializado en investigaciones sobre zonas de guerra, reveló que los agentes antidisturbios y civiles sandinistas utilizaron al menos cinco tipos de armas de fuego: pistolas automáticas, fusiles de largo alcance, rifles AK, escopetas lanzagranadas M-79 y ametralladoras PKM.

Cuando la iglesia católica logró negociar la salida de los jóvenes ya fue muy tarde. Al cumplirse 16 horas de ataque, los jóvenes Gerald Vásquez y Francisco Flores, se rindieron a la muerte tras sufrir impactos de bala. Según relatos de sobrevivientes, una bala en la cabeza terminó con la vida de Gerald.

La iglesia hizo que el régimen sandinista cediera a la propuesta de dejar salir a los jóvenes para que se reunieran con sus familias. Varios buses llegaron en su auxilio para llevarlos a la Catedral de Managua donde se reencontraron con sus padres.