“Nicaragua no está muerta, sólo está dormida”, dice Monseñor Rolando Álvarez

“Nicaragua está agonizando, ven a imponerle las manos para que se cure y viva”, expresó Monseñor Rolando Álvarez, Obispo de la Diócesis de Matagalpa, en su mensaje en la homilía de este domingo 27 de junio, en clara referencia a la profunda situación de violación a los derechos de los ciudadanos en el país.

“No estamos solos, Dios está con nosotros y si Dios está con nosotros, quién contra nosotros?. Eso nos hace pensar y sentir con profunda convicción en el Señor de la vida y de la historia, que con Dios somos más invencibles”, dijo Álvarez.

Monseñor Álvarez subrayó que los nicaragüenses han sufrido mucho en estos doscientos años por las guerras, la violencia entre hermanos, los ciclos de corrupción, las componendas que siguen enriqueciendo a unos pocos a costa de las inmensas y grandes mayorías.

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“Cuánto dolor sobre las espaldas de generaciones de nicaragüenses, equipos, capital de producción, que lejos de estar al servicio de las fuerzas productivas del país, que son los obreros, que son los campesinos, que son los trabajadores, se han enriquecido a costa de ellos. Cuánto ciclo vicioso en el que únicamente, durante algunas épocas, han habido alternancias en el poder, pero que al final de cuentas, sin permitirle al pueblo ser el auténtico soberano de su historia”, dijo Álvarez.

En su mensaje destacó que hay nicaragüenses que ya viven con miedo, con terror, con angustia y zozobra, por la violencia, por las exclusiones, por el desecho y que han pensado que se ha entrado en un túnel sin retroceso sin vislumbrarse ninguna luz.

“Cuántos países de otros continentes podrían decir ya no hay nada que hacer con ustedes, ya no hay nada que hacer con Nicaragua, ya no hay nada que hacer con la historia de este pequeñito pueblo, salido de entre la multitud…hermanos y hermanas, Nicaragua no puede morir, se debe rezar para lograr una vida nueva en Cristo, Cristo Jesús es la vida”, manifestó el religioso.

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El religioso afirmó que Nicaragua no está muerta sino adormecida, pareciera que sucumbe ante el impulso desangrante y depredador del odio, de la violencia y de la injusticia, pero no esta muerta.

“Cuánto llanto hay en Nicaragua, cuánta desesperanza se está introduciendo en algunos corazones, cuántos gemidos, cuánto agobio, cuánta tristeza, cuánta migración, cienes, miles de nicaragüenses están migrando según los datos…familias enteras que dejan su patria, que dejan sus tierras, sus cositas, sus campos, todo…cuánto miedo en las noches, por las noches, cuando la oscuridad cae, cuando el atardecer viene, familias, personas, trabajadores, matrimonios, hijos, con miedo. Ya la noche se ha vuelto sinónimo de miedo y para algunos de terror. Llantos y alaridos”, dijo conmocionado el líder religioso.

Monseñor Álvarez afirmó que todos esos llantos y temores significa que Nicaragua no está muerta, sólo está dormida y la comparó con la niña a la que Jesús levantó de donde estaba muerta y la revivió con las palabras “Talita Cum” que significa “Óyeme niña, levántate”.

“Así nos dice Jesús a los nicaragüenses, escuchen Nicaragua, nicaragüenses, levántense, caminen, construyan una nueva nación, ustedes pueden son capaces…reedifiquen el país, ustedes pueden…reconstruyen un nuevo futuro en paz, en justicia y en libertad”, dijo Álvarez.

Animó a los nicaragüenses y les advirtió que de lo único que se debe tener miedo es a tener un corazón momificado y petrificado, que ya se vuelva insensible ante el dolor de los demás y que se le debe pedir a Dios un corazón sensible al dolor.

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