Murillo trabajó casi 10 años en “el antro”, el diario que le sirvió de “escuela” de comunicación

Fueron casi 10 años los que Rosario Murillo trabajó en “el antro”, o mejor dicho en el Diario La Prensa, al cual este martes ella le llamó como uno de los “antros de maquinación de crímenes de lesa humanidad”, y que ahora su dictadura lo convertirá en el Centro Cultural y Politécnico José Coronel Urtecho.

“En La Prensa ella tuvo una escuela. Todo su esquema de comunicación lo aprendió en ese diario. Absorbía el periódico increíblemente, la forma en que se combatía a Somoza. Cómo Pedro Joaquín Chamorro atacaba a Somoza y cuál es la forma de hacerlo”, expresó el periodista Filadelfo Alemán al reportero Eduardo Cruz, quien en marzo del 2020 publicó el reportaje titulado: El paso de Rosario Murillo por el diario La Prensa.

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Alemán, quien fue compañero de labores de Rosario Murillo, agregó que “ahora ella intuye cómo van a atacar su gobierno y como contrarrestarlo”.

“Inteligente, intelectual, poetisa, amable, trabajadora, eficiente, pero también mandona y como un aspecto informal. Esos eran los rasgos que mostró Rosario Murillo durante los casi 10 años que trabajó en el diario La prensa entre 1968 y 1977”, señala Cruz en su reportaje.

A continuación, parte de ese reportaje, que recuerda el paso de Murillo por ese medio de comunicación al que ahora llama “antro” y que el año pasado mandó a cerrar y además ordenó condenar a 9 años de cárcel a su gerente general Juan Lorenzo Holmann.

¿Cómo llega Murillo “al antro”?

En 1968, Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, director del diario La Prensa, se quedó sin secretaria. Y un psiquiatra que era amigo de los padres de Murillo, la recomendó para el puesto.

Rosario Murillo había sido enviada a los 11 años de edad a Inglaterra y Suiza a estudiar un secretariado ejecutivo, relata el periodista nicaragüense Fabián Medina en su libro “El Preso 198. Un perfil de Daniel Ortega”.

Sin embargo, los estudios se truncan cuando a la edad de 15 años, Murillo regresa de vacaciones a Nicaragua, se embaraza y se casa siendo una adolescente con Jorge Narváez Parajón.

De ese embarazo nace en 1967 su primera hija, Zoilamérica Narváez, a quien bautiza así en honor a su madre, Zoilamérica Zambrana.

Con sus credenciales incompletas de secretaria, y embarazada de su segundo hijo Rafael (hoy conocido como Payo Ortega), Murillo entra a trabajar al diario La Prensa, al cual hoy lo considera un “antro”, y se convierte en la secretaria del director, Pedro Joaquín Chamorro Cardenal. Era el año 1968.

Pero Joaquín Chamorro permitió que una Murillo de 18 años de edad, y embarazada de su segundo hijo, fuera su secretaria porque era perfecta para el puesto. Tras haber sido educada en Europa, Murillo manejaba el inglés, el francés y escribía muy rápido en la máquina.

Eficiente trabajo de Murillo en “el antro”

Chamorro Cardenal le dictaba los editoriales a Murillo y ella los anotaba en taquigrafía. Luego con rapidez eran transcritos en la máquina de escribir para que después los revisara el director, y seguidamente se mandaran a imprimir.

El matrimonio temprano de Murillo fracasa, y fue allí en el diario, al que ahora llama “antro”, que conoció al periodista Anuar Hassan, quien después se convirtió en su segundo esposo, con quien tuvo su tercer hijo, el cual se le murió cuando era bebé, durante el terremoto de 1972.

Hassan la recuerda como una joven muy bonita, y sobre todo muy modosa en sus gestos, su sonrisa, amabilísima. Lo de amable lo confirma el periodista Filadelfo Alemán, quién dice que lo era con todo mundo.

Es en este período que Murillo desarrolla su faceta de poeta, y a la vez comienza a relacionarse con el movimiento guerrillero Frente Sandinista y establece comunicación por cartas con Daniel Ortega, quien estaba en la cárcel, tras recibir condena por asaltar una sucursal bancaria en Managua, en la época de la dictadura de Anastasio Somoza.

¿Qué otro trabajo hacía Murillo en el “antro”?

Murillo recibía y enviaba la correspondencia, atendía las llamadas de Chamorro Cardenal y del subdirector Pablo Antonio Cuadra, a quienes además les llevaba la agenda, hacía todo lo que le corresponde a una secretaria, dice alguien que trabajó con ella.

Era la persona que filtraba las visitas de políticos al doctor Pedro Joaquín Chamorro y de poetas y artistas a don Pablo Antonio cuadra, dice el periodista Ernesto Aburto, quién también fue compañero de labores de Murillo en La Prensa, hoy considerado un antro por Murillo.

La oficina de Murillo estaba en medio de las de Chamorro Cardenal y Pablo Antonio Cuadra.

Cristiana Chamorro hija de Pedro Joaquín y de doña Violeta Barrios de Chamorro, quien actualmente la dictadura condenó a 8 años de prisión, indicó en ese entonces, que Murillo fue respetada, bien recibida y que siempre se le dio su lugar en La Prensa, al que ahora ella llama “antro”.

La ahora prisionera política recordó que era como una política de su padre tratar a todos los trabajadores del periódico como si fueran de la familia y que Murillo recibió las mejores atenciones.

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Murillo deja La Prensa en el año 1977, y en ese mismo año se encontraría personalmente  con Daniel Ortega en Venezuela, cuando este ya había salido de la cárcel mediante un rescate armado, y ella estaba en el exilio, embarazada de su cuarto hijo y con una nueva pareja.

Según el relato de Medina en su libro, Ortega y Murillo se encontraron cuando ambos visitaban por separado la casa-museo donde nació Simón Bolívar, en Caracas. Meses más tarde Ortega y Murillo se establecerían como pareja en Costa Rica, y en el futuro tendrían seis hijos.

(Imagen de portada y texto tomado del archivo de LA PRENSA e Infobae)