Mons Báez: Nos volvemos insípidos si permitimos que las ideologías prevalezcan sobre nuestra fe

Este domingo en la homilía del V domingo del tiempo ordinario, en la reflexión que hace el Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, Mons. Silvio Báez, dice que un critiano sevuelve insípidos si permiten que las ideologías prevalezcan sobre la fe.

Según la lectura del libro de San Mateo (Mt 5,13) die que Jesús nos pide ser también “sal de la tierra”: “Ustedes son la sal de la tierra, pero si la sal se vuelve insípida, ¿con qué se le devolverá el sabor? Ya no sirve para nada y se tira a la calle para que la pise la gente”

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Bajo esta escritura Monseñor Baez invita a la iglesia y a sus creyentes a ser la sal que da sabor a la vida y preserva de la corrupción en la sociedad y que la Iglesia debe preservar y cuidar a la gente evitando que el pueblo se vuelva miedoso, pesimista ante la adversidad y pasivo ante la injusticia.

“No podemos volvernos “insípidos”, la Iglesia no puede ser “insípida”. Los cristianos nos volvemos insípidos si dejamos que el miedo nos haga vivir de espaldas a la realidad, si callamos la verdad en una sociedad dominada por la mentiras si permitimos que el pesimismo vaya carcomiendo la esperanza del pueblo. Nos volvemos insípidos si permitimos que las ideologías prevalezcan sobre nuestra fe y si colaboramos con nuestra indiferencia para que se siga imponiendo una normalidad forzada impuesta por las armas y el miedo.

El religioso asegura que un cristiano se vuelve “sal” de la tierra en la sociedad cuando se libera del miedo, opta por la honestidad y renuncia a la complicidad con los corruptos.

Somos “sal” de la tierra si nos mantenemos libres frente a los ídolos del poder o del dinero, que corrompen y producen marginación. Somos “sal de la tierra” cuando no nos cansamos de ser solidarios con quienes son víctimas del poder injusto y no dejamos de elevar nuestra voz por ellos. En una sociedad dominada por el canibalismo, la irracionalidad violenta y la crueldad del poder, somos “sal de la tierra” cuando somos auténticos e incorruptibles, cuando introducimos compasión y bondad, cuando lloramos con quien llora, sembramos esperanza y somos factores de unidad y no de desintegración.

Monseñor Silvio Báez, exiliado desde el 2019 en Miami, Estados Unidos, finaliza su reflexión asegurando que hay que ser luz y ser sal, que esa es la misión como discípulos y discípulas de Jesús

“Iluminar y orientar con nuestras buenas obras, preservar lo que vale la pena que perdure y oponernos a lo que corrompe, haciendo gustar el sabor bueno de la vida. Para lograrlo hay que tener la humildad de la luz y de la sal. La luz no se ilumina a sí misma, como tampoco nadie se alimenta de solo sal”