• Managua, Nicaragua
  • 6:43 pm
  • Nov 7, 2021

“Hoy no es un día de victoria para nadie en Nicaragua” dice Monseñor Silvio Báez

En su homilía de este domingo 7 de noviembre, Monseñor Silvio José Báez, Obispo Auxiliar de Managua, desde la Basílica del Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción de María, Washington, encomendó a la Inmaculada Madre de Dios, el presente y el futuro de Nicaragua y del sufrido pueblo, en estos momentos tan oscuros en donde […]
Monseñor Silvio Báez
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En su homilía de este domingo 7 de noviembre, Monseñor Silvio José Báez, Obispo Auxiliar de Managua, desde la Basílica del Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción de María, Washington, encomendó a la Inmaculada Madre de Dios, el presente y el futuro de Nicaragua y del sufrido pueblo, en estos momentos tan oscuros en donde se realizan las votaciones de Ortega.

El líder religioso expresó en su mensaje espiritual que este domingo es imposible no pensar en Nicaragua. El mundo entero tiene puesto los ojos en el país a causa del ilegítimo evento que hoy se realiza.

“Hoy no es un día de victoria para nadie en Nicaragua. Hoy es un día más del doloroso camino de lágrimas y muerte que ha vivido nuestro país y que ha dejado tantas víctimas inocentes, a quienes no podemos ni queremos olvidar: las personas asesinadas por la represión, los exiliados que se han visto obligados a dejar el país y quienes han sido encerrados injustamente en la cárcel y son tratados con crueldad simplemente por querer un país mejor”, dijo Monseñor Báez en su homilía de hoy.

Aseguró que hoy parecen imponerse las “oscuras ambiciones de poder” de quienes han hecho añicos el país y sus cínicos discursos con los que han intentado distorsionar la historia y ocultar la verdad. Sin embargo, hoy no termina la historia de Nicaragua. Hoy no es el final, sino el inicio de una etapa llena de retos y esperanzas, de luchas y compromisos, de unidad y de generosidad.

En el evangelio de este domingo, sobre las dos monedas que ofrendó una viuda, ayuda a iluminar el futuro de Nicaragua. Revela el poder de lo pequeño, el valor de lo que parece insignificante pero que, cuando lleva en sus entrañas mucho corazón y se hace con amor desinteresado, produce efectos sorprendentes. Hay que apreciar y valorar lo pequeño, lo poco que se pueda hacer y que se vaya logrando.

No resignarse al poder autoritario

“Lo que no podemos hacer es resignarnos a que un poder autoritario decida por toda la sociedad. Tampoco podemos olvidar a las víctimas, ni relegar a los pobres ignorando sus urgentes demandas sociales como el encarecimiento de la vida y el desempleo. Tampoco podemos simplemente pasar la página de la historia, ignorando la verdad y burlando la justicia. El futuro será exigente”, expresó el líder católico.

Subrayó que se necesita asumir la actitud de aquella viuda pobre que se decidió un día a dar lo poco que tenía, mostrando que la auténtica libertad, la libertad interior, nace de un corazón sin ambiciones. No se necesitan personas perfectas, sino personas generosas. No se necesitan personas que hagan mucho ruido, sino personas que amen con sencillez y discreción.

“Aquella mujer sin nombre, pero con gran corazón, nos enseñó que la historia cambia y se ennoblece cuando entregamos lo que somos y lo que tenemos sin cálculos egoístas, sin hacer mucho ruido, sin buscar protagonismo y sin considerar la vida social como una competencia”, dijo en el mensaje.

Futuro de una nación depende de su capacidad de organización

Báez afirmó que el futuro de un pueblo no depende principalmente de la voluntad de los poderosos, sino de su capacidad de organizarse, aunque no vea el futuro con claridad, de soñar en grande, aunque sea pobre y de sembrar semillas de bondad y compasión aun cuando es sometido con crueldad.

“Si sólo damos lo que nos sobra, como hacían los ricos en el templo, no habrá futuro. Damos lo que nos sobra cuando no nos implicamos personalmente en los cambios sociales, cuando tememos arriesgarnos por la verdad y la justicia, cuando nos encerramos en la comodidad egoísta de la indiferencia o nos protegemos en la cobardía de la complicidad. Damos lo que nos sobra, cuando sólo pensamos en nosotros y nos dejamos dominar por el ansia de protagonismo y vamos sembrando divisiones estériles. No nos conformemos con dar lo que nos sobra”, afirmó.

El Obispo expresó que la Madre de Dios, la Purísima, modelo de fe y de pequeñez amorosa, cuide con amor maternal de todos los nicaragüenses. ¿Quién causa tanta alegría? ¡María de Nicaragua, Nicaragua de María!

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