• Managua, Nicaragua
  • 4:19 pm
  • Dic 23, 2022

Matrimonio de Palacagüina paga 15 mil dólares por rescatar a su hijo que jamás estuvo secuestrado

El 22 de noviembre el jovencito Allan Isaac Martínez Muñoz, de 17 años, salió de su casa de la comunidad El Jocote, del municipio de Palacagüina, departamento de Madriz, con la esperanza de llegar a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades y ayudar a sus padres. Desde que salió de su casa Allan nunca […]
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El 22 de noviembre el jovencito Allan Isaac Martínez Muñoz, de 17 años, salió de su casa de la comunidad El Jocote, del municipio de Palacagüina, departamento de Madriz, con la esperanza de llegar a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades y ayudar a sus padres.

Desde que salió de su casa Allan nunca pudo comunicarse con sus padres, y justo el 15 de diciembre cuando el joven fue detenido por oficiales de migración de México, unas personas empezaron a llamar a sus padres a Nicaragua a decir que su hijo estaba secuestrado y que debían pagar un rescate para su liberación.

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“Nosotros no nos habíamos comunicado con mi hijo, y desde el 15 de diciembre nos llamaron para decirnos que lo tenían secuestrado y durante estos días casi nos volvimos locos”, comentó la madre.

Mientras los supuestos secuestradores entraron en contacto con la famila de Allan, este joven se encontraba en un centro de detención migratorio en México, en la ciudad de Veracruz, desde el jueves 15 de diciembre, donde por ser menor de edad no le permitieron continuar con su travesía a Estados Unidos y tampoco pudo comunicarse con sus padres a Nicaragua.

Sin embargo, alguien llamaba constantemente a los padres de Allan para decirles que su hijo seguiría secuestrado y que debían pagar 15.000 dólares por su liberación.

De repente Allan aparece deportado

Bertha Muñoz y Donaldo Martínez, los padres de Allan, vivieron momentos de angustia y desesperación.

La angustia terminó justo cuando el joven llegó la noche del martes a Managua en un vuelo procedente de México junto a otros nicaragüenses deportados de ese país.

El joven Allan se enteró de la historia del falso secuestro solo hasta reencontrarse con sus padres en Nicaragua.

“Por ser menor de edad me negaron el permiso para continuar con la travesía por territorio mexicano y ayer (martes) me mandaron a Managua, sin imaginarme que a mis padres los habían engañado diciéndoles que me tenían secuestrado”, comentó el adolescente a DESPACHO 505.

¿Cómo evitar ser vítimas de una extorsión?

Para evitar ser víctimas de una extorsión por un falso secuestro, los expertos recomiendan que, al recibir la comunicación de los secuestradores, lo primero que se debe pedir es una prueba de vida. Sin esa prueba de vida, el secuestro es falso.

La prueba de vida que se les pide a los secuestradores, de preferencia, debe ser un video de la persona, diciendo su nombre, el día y la hora y alguna información personal que solo sepa su familia para distinguir que es real.

“En la comunidad donde yo vivo la única oportunidad de trabajo es en el campo, pero se gana poco, unos 120 córdobas al día y por eso decidí irme a Estados Unidos, pero no pude llegar”, explica Allan.

Su mamá relató que estaba desesperada por hablar con su hijo y aunque empeñó su casa y quedó con deudas para pagar los 15 mil dólares a los extorsionistas que fingieron el secuestro, recobró su felicidad al rencontrarse con su hijo, tras seis días de sufrimiento.

Los extorsionistas en ningún momento permitieron que su hijo hablara con alguien de la familia y únicamente llamaban para amenazarlos y exigir el dinero.

Hasta amenazaron con
cortarle dedos y orejas

Posteriormente descubrieron que las fotos que enviaban de Allan estaban editadas por los extorsionistas para intimidar a los familiares, pero tanto Allan como sus padres desconocen de donde las obtuvieron.

“Nos dimos cuenta que las fotos estaban alteradas, hasta anoche que mi hijo regresó a la casa y se sorprendió al verlas, porque vestía una ropa que no era suya y salía pelón”, explicó la mamá.

Para presionar a los familiares y obligarlos a enviar los 15 mil dólares, los llamaban amenazándolos con cercenarle un dedo, una oreja y hasta les decían que lo matarían si no pagaban.

“Cuando nos dicen que lo tenían secuestrado, nosotros empezamos a pedir ayuda a la población de Palacagüina, Condega y la comunidad donde vivimos y gracias a Dios tuvimos el apoyo de la población y se logró recolectar una parte del dinero que nos exigían los extorsionistas”, dijo la mamá de Allan.

Aún inconformes, los falsos secuestradores el pasado martes les exigieron otros mil dólares para completar los 15,000, pero los familiares de Allan tampoco lograron comunicarse con él, a pesar de que los maleantes les habían prometido que al completar el pago lo dejarían libre en territorio estadounidense y que a partir de ese momento podrían hablar con él. Todo era mentira.

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