• Managua, Nicaragua
  • 3:43 pm
  • Jul 8, 2021

A tres años del ataque más sangriento de Ortega en Carazo, el dolor de las familias sigue intacto

Este 8 de julio se cumplen tres años de la peor y más sangrienta de las masacres, cometida por la dictadura sandinista en el departamento de Carazo. Las madres de los asesinados siguen alzando sus voces para reclamar justicia. Ni un sólo policía o paramilitar ha sido detenido. Los crímenes siguen impunes, publicó Despacho 505 […]
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Este 8 de julio se cumplen tres años de la peor y más sangrienta de las masacres, cometida por la dictadura sandinista en el departamento de Carazo. Las madres de los asesinados siguen alzando sus voces para reclamar justicia. Ni un sólo policía o paramilitar ha sido detenido. Los crímenes siguen impunes, publicó Despacho 505 de Uriel Velásquez.

Un día como hoy, hace tres años, en 2018, un contingente de al menos 2,000 armados irrumpió en Jinotepe, Diriamba y Dolores, la madrugada del 8 de julio, con licencia para matar. Portaban armas PKM, RPG-7 y hasta granadas. Cortaron la señal de telefonía y se tomaron los hospitales. Policías y paramilitares fueron enviados por la dictadura de Daniel Ortega para desmontar los tranques que manifestantes opositores habían levantado en Jinotepe, Diriamba y Dolores.

En un acto de burla al dolor de las familias, el FSLN amaneció desde las cuatro y media de la mañana celebrando con música, cohetes y bombas, una bomba grande fue detonada en el Colegio San José, mientras la Policía Sandinista dirigía con sirenas la caravana que recorrió varios municipios del departamento de Carazo. Una treintena de motorizados les seguían.

El ataque en Carazo dejó al menos 22 muertos y 105 personas heridas. Los heridos no pudieron ser trasladados a centros de asistencia médica ya que los paramilitares se tomaron las empresas médicas, el Hospital Regional Santiago de Jinotepe y el Hospital HARMIM, evitando con ello que recibieran atención médica, publicó Despacho 505.

“Siento que fue hoy mismo que pasó esto, para mí no pasa el tiempo y quiero que se haga justicia porque no tendremos paz hasta que se haga justicia”, declaró la madre de José María Campos, uno de los asesinados.

Posterior a la “Operación limpieza”, con la que la policías y paramilitares desmontaron los tranques de Diriamba, Jinotepe y Dolores, en Carazo se desató una cacería contra manifestantes opositores. Fue un ataque despiadado contra manifestantes opositores a Daniel Ortega que dejó una estela de muerte, llanto y rabia que, un tres años después, sigue latente.

“Durante el ataque a las ciudades caraceñas, el informe del Cenidh, detalla que se usó armamento de alto calibre, algunas armas de uso exclusivo del Ejército de Nicaragua. Ametralladoras PKM de fabricación rusa, lanzacohetes RPG-7 de fabricación rusa, fusiles Dragunov con miras electrónicas, bombas y escopetas habría sido parte del armamento utilizado”, publicó Despacho 505.

La persecución provocó el exilio de centenares de personas. Sólo en Costa Rica se estima que haya al menos unos 1,000 exiliados del departamento de Carazo.

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