Exiliados celebran la Purísima en Costa Rica

La tradición no se ha perdido en el exilio, se mantiene más viva que nunca y así lo reafirmaron los nicaragüenses que se encuentran refugiados en Costa Rica, quienes celebraron la gritería en honor a la Purísima Concepción de María.

“Esta es una tradición que la llevamos en nuestros corazones, en nuestros pensamientos y aunque nosotros estemos lejos de nuestro país por una dictadura, nuestros corazones estarán en Nicaragua y nuestras tradiciones, como la Virgen María, siempre la llevaremos en nuestro corazón”, expresó Alberto Mota, un joven exiliado que llegó con su bandera azul y blanco a esta celebración religiosa.

Entonando esos cantos tradicionales, muy propios de esta fiesta mariana, y con matracas en mano, los exiliados dijeron: ¿Quién causa tanta alegría? ¡La Concepción de María!

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“Las tradiciones son importantes porque nos dan esa identidad y la Purísima es parte de nuestra identidad. Nicaragua es el único país de Centroamérica que celebra la Purísima y el exilio se aferra a sus tradiciones, porque es una manera de brindar ese calor humano”, expresó Claudia Vargas, una de las organizadoras de la celebración.

Para los nicaragüenses que se vieron forzados a abandonar el terruño azul y blanco, esta celebración despierta muchos sentimientos por el hecho de estar muy lejos de Nicaragua y, especialmente, en estas fiestas decembrinas.

“Para mí es una gran alegría conservar mis tradiciones, aún cuando estoy en un país diferente al mío y así somos los nicaragüenses, siempre donde vamos llevamos nuestra cultura , nuestras raíces y tradiciones y hoy, con mucha alegría, decimos ¡Que viva la Virgen”, expresó Amy Chávez.

Por su parte, Enrique Orozco, un estudiante que fue expulsado de la Unan Managua y ahora estudia en la Universidad de Costa Rica, dijo que el hecho de estar acá celebrando una de las tradiciones más simbólicas del pueblo de Nicaragua en el exilio, como es la Gritería, es también recuperar algo que les fue arrebatado por parte de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

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“A pesar que estamos en el exilio estamos retomando esta tradición, porque desde pequeño salía con mi mamá a gritar, porque es parte de la idiosincrasia del nicaragüense”, dijo Orozco.