Monseñor Báez advierte a los que se divinizan en el poder que les llegará la hora de la muerte

El obispo auxiliar de Managua, Monseñor Silvio José Báez, reflexionó este domingo 6 de noviembre, día en que el régimen sandinista ejecuta el fraude electoral en Nicaragua, en el evangelio de San Lucas, donde un grupo de saduceos se acerca a Jesús para interrogarlo sobre un hipotético caso que tiene que ver con la resurrección de los muertos.

El líder religioso detalla que los saduceos eran un grupo al que pertenecían las familias sacerdotales y la clase alta de Jerusalén, que se distinguían por ser conservadores y tradicionalistas.

Aceptaban como libros sagrados de Israel sólo el Pentateuco, la Torá, los cinco primeros libros de la Biblia y, como dice el evangelio de hoy, “negaban la resurrección de los muertos” (Lc 20,27). Para ellos la vida era sólo la existencia terrenal, no había nada después de la muerte.

En referencia a lo anterior, Báez explica que Jesús deja claras dos cosas. Primero, que todos moriremos un día, y segundo, que la vida futura no es prolongación de la existencia presente. Con base en esto, el jerarca católico dijo que es ridículo divinizarse y vivir como si no fuéramos a morir.

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“Si al final lo único que permanecerá será el amor, no tiene sentido vivir sin compasión, ser indiferentes frente al dolor ajeno, provocar sufrimiento, no cuidar la creación y sostener estructuras sociales inhumanas e injustas”, resalta Monseñor Silvio Báez en su prédica.

No se invoca a Dios y se irrespeta
a las personas al mismo tiempo

Agrega que es absurda la supuesta religiosidad de quien invoca a Dios como Creador y dador de vida y, al mismo tiempo, irrespeta la dignidad de las personas y se impone con un poder fundado en la mentira, la opresión y la violencia.

En su homilía, Monseñor Silvio Báez también resalta que cuando mueren nuestros seres queridos, sentimos su partida y lloramos su separación; sin embargo, ellos no dejan de existir y su vida se transforma.

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“Para Dios no mueren, él los contempla y los acoge en su corazón de Padre por toda la eternidad. Dios se revela como un Dios de vida especial en el drama de la muerte de las víctimas que han ofrendado su vida por un mundo más justo y humano”, dijo.

Agrega que más allá de la justicia humana, la fe da la certeza de que Dios les hará justicia, comunicándoles su misma vida, pues Él no es cómplice de los injustos, ni alguien que se pliega a las pretensiones de los poderosos.