• Nicaragua
  • 11:00 am
  • Ene 22, 2025

Enrique Martínez: Los paramilitares son el último recurso de los cobardes que temen al grito de libertad

El joven opositor considera que “un régimen que reparte armas a su pueblo ya perdió la batalla de las ideas”.

Enrique Martínez, joven opositor

  • Enrique Martínez
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OPINIÓN | El jefe de la Policía Sandinista Francisco Díaz, uno de los voceros más visibles del régimen Ortega-Murillo, ha evitado brindar cifras claras sobre la cantidad de paramilitares que operan en el país, limitándose a mencionar “miles y miles”. Este secretismo evidencia un signo de cautela ante la mirada de la comunidad internacional además de una estrategia calculada para ocultar la militarización progresiva del territorio nacional.

Los llamados “policías voluntarios”, en realidad paramilitares impuestos por la dictadura, se despliegan en diversas zonas del país con capuchas oscuras que simbolizan muerte, ilegalidad y persecución ciudadana. Estas imágenes son un reflejo de la crueldad y arbitrariedad de un régimen que busca perpetuarse en el poder a través del miedo.

 

La militarización que vivimos hoy guarda un inquietante paralelismo con el servicio militar obligatorio de los años 80, y no sería sorpresa que en el futuro se intente imponer nuevamente el reclutamiento forzoso, apuntando especialmente a la juventud, este siendo un llamado de alerta para la ciudadanía.

El uso de armas y la creación de grupos paramilitares no son señales de fuerza, sino de debilidad. La dictadura del FSLN de mano de Ortega-Murillo ha agotado sus recursos políticos y sociales, quedándose con la violencia como su única carta para mantenerse en el poder. Este intento de aumentar la cultura bélica es parte de una estrategia coordinada con otros regímenes autoritarios como los de Cuba y Venezuela, quienes han promovido discursos de guerra para justificar la represión, persecución y asesinato de opositores tanto dentro como fuera de sus fronteras, considerando el contexto de golpe de Estado que se vive en Venezuela.

Esta táctica debe ser vista como una alerta internacional. Como lo señaló el senador estadounidense Marco Rubio ratificado como Secretario de Estado, Estados Unidos y Europa no pueden ignorar estos intentos de desestabilización, que amenazan no solo a Nicaragua, sino también a la estabilidad democrática y los derechos humanos en Occidente.

Otros puntos a considerar es que entregar armas y entrenar a “miles de personas” no será suficiente para sostenerse. En Venezuela, los colectivos armados que sirvieron como herramienta de represión terminaron traicionando al régimen cuando el dinero dejó de fluir. ¿Qué sucederá cuando ya no puedan financiar a sus paramilitares?

A los paramilitares: no se equivoquen, ustedes son piezas desechables. Hoy son útiles para mantener un régimen asesino en el poder, pero mañana serán descartados o eliminados por quienes los usan. La historia del Frente Sandinista está llena de traiciones internas, asesinatos y purgas entre sus propias filas. ¿Qué los hace creer que serán la excepción?

Para los jóvenes que podemos alzar la voz por Nicaragua considerando la alta represión, es momento de alzar la voz y denunciar la militarización que busca aplastar nuestras libertades. No permitamos que la sombra de las capuchas oscuras nos quite el derecho a soñar con un futuro libre. La dictadura puede tener las armas, pero nosotros tenemos la fuerza de la verdad y el poder de un pueblo decidido a conquistar su libertad.

 

 

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