• Managua, Nicaragua
  • 2:53 pm
  • Dic 19, 2022

Haciendo muebles en un país ajeno: La historia de César Augusto en Costa Rica

El ruedo de estas máquinas, el olor a madera y el aserrín que se dispersa en el ambiente se asemeja a las mueblerías de los pueblos blancos de Nicaragua, pero este taller está ubicado en un zona de la provincia de Alajuela en Costa Rica. Su propietario es Cesar Augusto Bravo, un campesino exiliado de […]
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El ruedo de estas máquinas, el olor a madera y el aserrín que se dispersa en el ambiente se asemeja a las mueblerías de los pueblos blancos de Nicaragua, pero este taller está ubicado en un zona de la provincia de Alajuela en Costa Rica.

Su propietario es Cesar Augusto Bravo, un campesino exiliado de Santo Tomás Chontales quien jamás se imaginó que sus manos ahora trabajaran la madera para crear muebles, puertas, escritorios o estantes de cocina, ni mucho menos ser el dueño de esta mueblería.

Se exilió en Costa Rica en junio del 2018, días después que la policía sandinista junto con fuerzas paramilitares desmontaron el tranque del empalme de El Lóvago en Chontales durante la operación del “plan limpieza”.

Llegó a ese país con las manos vacías y empezó a buscar oportunidades, pero dice que lamentablemente por su edad las puertas se le cerraron en cada empresa que tocaba.

“Nadie me quería dar trabajo por la edad que tengo y encima de eso por el estatus legal que tenía anteriormente que era solicitante de refugio. Por un tiempo estuve trabajando haciendo Uber, luego con un amigo nicaragüense exiliado igual que yo dispusimos emprender hacer un negocio y buscamos un negocio y se nos vino la idea de hacer una carpintería”, manifestó a Nicaragua Actual César Augusto.

 

Durante este año han surgido otras oportunidades que han beneficiado el mantenimiento de su mueblería, pues ahora está inscrito en el Ministerio de Hacienda de Costa Rica que le ha dado oportunidad de ser proveedor del estado y tener acceso a préstamos bancarios como el que obtuvo hace unos meses para mejorar la infraestructura del taller y comprar nuevas máquinas.

“Fue fundamental para consolidar el negocio porque gracias a ese crédito nosotros pudimos comprar un montón de herramientas que no teníamos, máquinas que no teníamos por ejemplo, no teníamos trompo, no teníamos sierra cinta, no teníamos metatavo, no teníamos cualquier de herramientas que se necesitaba incluso el compresor y sobre todo cuando se compraron todas esas herramientas el negocio se hizo pequeño, el local quedó muy pequeño, entonces tuvimos que ampliarlo y ahora que está ampliado gracias a Dios hemos logrado muchísimo”, expresó Augusto César.

Pero no solo esas oportunidades le ha dado Costa Rica sino también en el ámbito migratorio.

“El pasaporte que me negó el gobierno de Nicaragua a través de su embajada aquí en Costa Rica me lo dio el gobierno costarricense, es decir que los derechos que nos han sido quitados los hemos venido a recibir aquí en Costa Rica”, expresó este ebanista.

Por el momento Cesár continuará puliendo la madera para crear sus muebles desde Costa Rica, pero en medio de ese agotador trabajo hay fe y esperanzas de regresar a una nueva Nicaragua.

“Yo no pierdo la esperanza de volver a ver a Nicaragua libre otra vez, yo no pierdo las esperanza que todos nuestros derechos que han sido arrebatados no los regresen, que se nos regrese la libertad de expresión, que se nos permita poner una bandera azul y blanco en mi casa”, concluye César Augusto.

 

 

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