Enfermera vandálica desde el exilio: “Mi grito siempre será desde abril hasta la libertad”

En las calles de Costa Rica, donde se encuentra exiliada desde el 2018, casi nadie la conoce como Ana María Hernández sino como “la Enfermera vandálica”; seudónimo con el que fue bautizada cuando se negó, rotundamente, a acatar las órdenes de la entonces Ministra de salud, Sonia Castro, de no dar atención médica a toda persona que se involucrara en la lucha de aquel abril que ha quedado impregnado en las páginas de la historia de Nicaragua.

“En ese entonces fuimos abriendo los ojos muchos de nosotros, porque yo no voy a negar de dónde vengo, de dónde es mi origen y de dónde nací, porque fui de las filas del Frente Sandinista, pero dijimos un Basta ya! Abrimos los ojos y hoy son cuatro años ya de exilio que nos ha tocado hambre, sudor, lágrimas de sangre, he perdido a varios familiares estando en el exilio, no tengo una comunicación fluida con ellos por su seguridad, pero mi grito siempre será desde abril hasta la libertad y la libertad de nuestros presos y presas políticas en las mazmorras del régimen”, expresa Hernández

Hernández es enfermera desde 1981 y sus 36 años de servicio para el sistema público terminaron en ese imborrable 2018 cuando fue despedida ilegalmente, precisamente por involucrarse en la lucha cívica azul y blanco.

• Jóvenes y estudiantes, el rostro irreverente que se alzó en abril y no se detiene

“El 20 de abril llega la Sonia Castro y los estudiantes están en su convocatoria en las afueras del auditorio Uriel Guevara en León, donde ella, la Sonia Castro, Ministra en ese entonces, da la orden de expulsar a los estudiantes que tenían agua, la gente que les había ayudado a tener su pertrechos de alimentos por las jornadas que estaban haciendo. Hizo que expulsaran a los estudiantes, hizo que llegaran los antimotines de Managua , hizo que los reprimieran; dio la orden de cerrar los hospitales, los centros de salud y cualquier lugar del sistema de salud cerrado para todos lo que iban a las marchas convocados y pacíficamente”, recuerda Hernández.

Para ese 2018, “la enfermera vandálica”, atendía pacientes que llegaban en busca de sanidad al Hospital Oscar Danilo Rosales de León, ahora en el exilio atiende en otro consultorio, pero no médico, sino en uno jurídico donde brinda asesoría a exiliados y migrantes nicaragüenses, cubanos, venezolanos, entre otras nacionalidades.

Hernández dice que no recibe ningún salario en este consultorio, sino que lo hace voluntariamente para poder ayudar a sus hermanos nicaragüenses.

• Opositores boicotean show del comediante JR INN en Miami

“Alla daba una atención al público, a tus pacientes. Aquí es un consultorio jurídico e igual trato de aportar lo mejor para el usuario o una persona de interés, como que es la misma función y he aprendido muchas cosas, porque me gusta leer términos de abogacía. Aquí trato de combinar todo porque hay gente que viene y me dice, enfermera póngame una inyección, de pie, en el baño o donde sea, yo se la pongo con gusto porque tampoco voy a decirle no, porque aquí si vas a una farmacia y no llevas una receta médica no te atienden, además porque mucha gente no tiene seguro”, nos explica Ana María.

Agrega que en Costa Rica está llegando otra gran cantidad de nicaragüenses por la situación económica, por la situación de represión del país que conlleva a esto que ella hace.

“Yo hago voluntariado y aquí mucha gente dice la vandálica se echa los riales, aquí yo vengo por la comida y el viático de transporte que me lo da la jefa de los abogados y el administrador. Yo no recibo un salario que digan esto es un salario de 100 mil, 200 mil colones, no nada de eso, aquí yo lo hago por servir a mis compatriotas, a mis amigos nicaragüenses”, expresó.

La enfermera Vandálica es una de las exiliadas más activas en Costa Rica, siempre mantiene su lucha por una Nicaragua libre. Ella siempre está presente en plantones, marchas y participa activamente en algunas organizaciones políticas para dar sus aportes en esta incansable tarea de recuperar la democracia.

“La lucha en estos cuatro años ha sido difícil y a veces me hago la pregunta, ¿Habrá valido la pena?¿Fue bien haberme metido en esta lucha? Tengo mi conciencia tranquila de que sí dije un alto a la represión, al ver las barbaridades que estaba cometiendo el régimen”, expresa la enfermera vandálica.

Hernández se cansó de las injusticias que se cometen dentro del Frente Sandinista y “la llama de abril” la iluminó para estar al lado correcto de la historia.

“Nosotros como simpatizantes no teníamos ningún beneficio, el beneficio era para el partido. ¿Por qué digo esto? Porque mis padres fueron colaboradores históricos y dijeron: A ver, ¿Qué les ha dado el Frente? Nada. Hemos luchado por el Frente por nada, pero ahora mi lucha es azul y blanco y mucha gente dice: Ella fue sandinista y la mayoría de la gente que fuimos sandinistas somos los más buscados, porque ellos saben que nosotros sabemos lo que ellos saben”, dice Hernández.

• 18  de Abril: A cuatro años del estallido social la chispa aún mantiene vivo el fuego de la protesta en Nicaragua

También dice que lo único que le reconoce al Frente es la disciplina y si los exiliados tuvieran disciplina “otro gallo les cantara”,

“Pero qué pasa, yo ahora quiero un gobierno democrático, libertad de expresión, libertad de movilización, libertad para que nuestros hijos, nuestros nietos crezcan en una patria diferente”, dijo.

Ana María se mantiene firme y no pierde la esperanza de regresar a una nueva Nicaragua.

“Ellos se están desgranando poco a poco y si nosotros metemos más presión internacional creo que lo lograremos, pero mientras nosotros en el exilio no seamos lo que fuimos en abril del 2018 allá, aquí quedaremos”, puntualiza Hernández.