Victoria dijo sentirse orgullosa de volver a ver a su esposo: “Tenía 448 días de no ver a Juan”

“Lo vi digno, sereno, en paz, y con una mirada de ternura, en donde se conecto conmigo”. Victoria Cárdenas esposa del preso político Juan Sebastián Chamorro, dijo sentirse orgullosa de volver a ver al preso político luego de 448 días de encierro y tortura en las celdas del Chipote donde aún permanece desde su secuestro el 8 de junio del año pasado.

En entrevista a Panorama Nicaragua la opositora remarcó que Chamorro cumplió 448 días encerrado e incomunicado sin recibir una llamada telefónica de su esposa o su hija, muchos menos una carta a pesar que sí está permitido por las Leyes nicaragüenses, lo que calificó como un acto “inhumano” y de “tortura” para su hija y su familia.

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“Me llenaron de un gran orgullo al verlos; a mi esposo lo vi digno, sereno, en paz y con una mirada de ternura (…) los mostraron y creo que eso es lo importante para los familiares”, expresó Victoria Cárdenas con voz alegre.

Desde el exilio la opositora dijo también que a pesar de sentirse “fortalecida” y llena de “emoción” luego de haber vuelto a ver a Juan Sebastian Chamorro, las fotografías “no quita la violación a los derechos humanos y las condiciones inhumanas en que viven nuestros familiares en esas cárceles”.

Cárdenas pide que su hija pueda hablar con su padre

“Juan está en paz, está sereno, sabe que tiene la verdad de su lado, está resistiendo con mucha fe; todas las oraciones lo mantienen fuerte y con el espíritu en alto para salir de esa cárcel”, añadió.

Victoria expresó la necesidad que tiene su hija de volverse a comunicarse con su padre, puesto que desde el secuestro de Juan tuvieron que exiliarse por amenazas en su contra. “Mi familia está separada, fracturada, tengo todo en Nicaragua, tengo a mi esposo que es lo que más me importa”, agregó.

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La opositora reiteró el llamado de los familiares de las personas presas políticas de permitir visitas regulares a los reos de conciencia en el Chipote, el cese a la incomunicación, que los menores de edad vean a sus madres y padres, y “desde el exilio nos permitan llamadas regulares”.