Báez: Los poderosos actúan en modo irracional, injusto y malvado
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El Monseñor Silvio José Báez, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, exiliado en Miami, EE.UU, refelxionó en su homilia de este domingo sobre la convivencia de buenas personas con malas personas, con la parábola del trigo y la cizaña de libro de Mateo (Mt 13,29)
“En nuestra sociedad, los poderosos actúan en modo irracional, injusto y malvado; al mismo tiempo, en nuestra misma sociedad hay quienes sueñan y luchan en favor de la justicia, del bien, de la libertad y de la paz. El trigo y la cizaña crecen juntos” dijo Monseñor Báez.
También mencionó bajo esta parábola que incluso los que están en los mismos grupos que luchan por un cambio social hay egoísmo y arrogancia.
“En los mismos grupos que luchan por un cambio social hay personas transparentes y dialogantes, pero las hay también egoístas y arrogantes. La parábola del trigo y la cizaña es una magnífica lección de optimismo y realismo. No debemos caer en la desesperanza ante el aparente triunfo de los injustos, ni dejar de luchar en favor del bien y la verdad a pesar de tantos intentos fallidos. Tampoco debemos ilusionarnos con sociedades destiladas, libres de imperfecciones humanas, maldades o impurezas ideológicas. El trigo crece junto con la cizaña” agregó el religioso.
Ante este llamado a aprender a convivir con las personas que hacen el mal en la sociedad, Monseñor Báez invita a no ignorar la diferencia radical que hay entre el trigo y la cizaña, entre el bien y el mal, entre el justo y el injusto.
“La parábola de hoy no es una invitación a la pasividad y a la indiferencia, ni un elogio a la impunidad y a la injusticia. Como discípulos de Jesús estamos llamado a ver la vida con lucidez, llamar las cosas por su nombre, denunciar el mal y luchar por la verdad y la justicia. Lo que no podemos es ser intolerantes, dejarnos cegar por las emociones, emitir juicios temerarios o actuar con precipitación irresponsable”
El religioso finalizó su reflexión inivtando a tener paciencia, ser tolerantes ante las frustraciones, no desesperar ante el mal que habita en el mundo.
“Tengamos la seguridad que al final el Señor separará el trigo de la cizaña y almacenará el trigo en su granero haciendo resplandecer todo el bien sembrado por la humanidad a través de los siglos” finalizó.