Secretismo, negligencia e irresponsabilidad de la dictadura prevalece a un año del primer caso de Covid-19

“Tenemos hermanos, hermanas el primer caso de Covid-19 en Nicaragua y lo comunicamos inmediatamente, esta información nos llegó del Ministerio de Salud a las 7:11 pm (del 18 marzo, 2018). Nos confirman que el hermano está estable y respirando por su cuenta”

Así anunciaba el 18 de marzo del 2020, la sancionada Rosario Murillo, el primer caso de Covid-19 en Nicaragua. Se trataba de un hombre que estuvo de visita en Panamá, durante tres días, quien cinco días después de su regreso a territorio nacional, comenzó a presentar los primeros síntomas.

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“Comenzó a presentar fiebre y tos seca, se presentó a un centro hospitalario centinelas donde tenemos todas las condiciones creadas para recibir a las personas que presenten síntomas sospechosos”, aseguró Murillo en esa fecha.

Desde ese momento se pensó que la dictadura iba a ser responsable, pero no
no establecieron cuarentena, ni cierre de fronteras, como lo hicieron la mayoría de países centroamericanos, más bien la vicedictadora, convocó a marchas y ferias bajo el lema “Amor en tiempos de COVID-19”, que opositores y médicos independientes criticaron duramente.

“La pandemia ha transcurrido a su gusto porque el régimen Ortega Murillo se ha dedicado, básicamente, a promover actividades de aglomeración y contagios. Lo primero que hay que señalar es que, lejos de tener una estrategia para enfrentar la pandemia, fueron los primeros que negaron que existiera”, aseguró Dora María Téllez, ex Ministra de Salud.

Esta especialista señala que hubo mucha irresponsabilidad que llevó a tener miles de fallecidos, cuyos datos la dictadura los ocultó y los sigue ocultando.

“No se preparó al sistema de salud ni personal (…) entonces aquí cada nicaragüense tomó sus medidas (…) Ha sido la sociedad nicaragüense que ha establecido su propio mecanismo de protección, prevención frente a la pandemia del covid (…). Siguen sin proteger al personal de salud, siguen sin actuar en la prevención de la enfermedad”, expresa Téllez.

Por su parte el doctor Luis Borge manifiesta que el secretismo continúa imperando por parte de la dictadura.

“Siguen en el secretismo no se permite que se hagan pruebas en laboratorios privados (…). No existe un plan de vacunación definido y consensuado entre el Ministerio de Salud y las instituciones de salud privada, gremios médicos y asociaciones médicas científicas, para tratar de encontrar la mejor forma de vacunar a toda la población y proteger a la población susceptible, incluso, es posible, que estas vacunas sean utilizadas con fines políticos, de tipo electorero”, expresó Borge.

El Ministerio de salud ha registrado, en un año de pandemia, 176 muertes y 6.602 de Covid-19, sin embargo, estas estadísticas difieren de los datos del Comité Científico Multidisciplinario, que señala que en el país se han registrado 3.002 fallecimientos por síntomas relacionados al coronavirus, así como 13.237 casos sospechosos.

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