“El odio enferma”: Rosario Murillo pregona paz mientras tortura y condena a prisioneros

Rosario Murillo, la vocera del régimen sandinista, de quien Daniel Ortega recientemente se refirió como co-presidenta, retomó su apático discurso de “paz” en medio de fuertes señalamientos a su administración por las condenas y torturas a prisioneros políticos en Nicaragua, entre ellos sacerdotes y obispos católicos, y aseguró que el “odio” es una enfermedad que “paraliza”.

Durante su acostumbrado discurso de este mediodía, Murillo evidenció su “doble moral” al llamar a su militancia a “levantar el ánimo”, mientras Nicaragua contabiliza más de 230 personas prisioneras políticas, en su mayoría condenados a una decena de años de cárcel bajo condiciones inhumanas y degradantes.

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“Aquí estamos siempre compañeros levantando siempre el alma, el ánimo, el espíritu que nos distingue y nos defiende en esta Nicaragua nuestra, de paz y bien, de buenos sentimientos”, dijo Murillo.

“Como sabemos la maldad no lleva ni llega a ninguna parte y solo atrasa y solo además enferma corazones, el odio enferma”, puntualizó.

La número dos del régimen sandinista olvidó las ocasiones que se ha referido con descalificativos y desaprobaciones en contra de la iglesia católica y de sus sacerdotes por su posición en contra del discurso oficialista, pero ciertamente destacó la importancia de olvidar el “odio” ya que a su criterio atrae “miseria y desgracias”.

“La persona que odia desgraciadamente atrae sobre sí misma miseria, desgracias, enfermedades, enfermedades que paralizan, porque el odio es parálisis. El amor todo puede, todo vence”, continuó diciendo.

Cartillas de Murillo contra la violencia

Este viernes, Rosario Murillo ordenó el lanzamiento y distribución de tres cartillas con las que busca “eliminar” la violencia en Nicaragua, mientras ella receta cárcel y represión a los opositores a su régimen.

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La orden fue emitida en medio graves violaciones a los derechos humanos, a la libertad de presa y expresión, y mientras el país se sumerge en la persecución y el hostigamiento a la iglesia católica, misma que contabiliza más de una decena de sacerdotes presos y un obispo bajo juicio político, mientras otra cantidad innumerable de religiosos fue obligado al exilio.

La funcionaria sandinista todos los mediodías en sus medios voceros maldice a opositores, disidentes de su dictadura, periodistas y medios independientes. Además promueve una campaña permanente de odio en contra de la Iglesia Católica y sus feligreses.