Daniel Ortega recuerda haber vivido el terremoto de 1972 como preso político de Somoza

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El dictador Daniel Ortega recordó este 23 de diciembre, día en que Nicaragua conmemora 50 años del terremoto que aniquiló Managua y dejó un saldo de más de 10 mil personas fallecidas, su experiencia en “ese terrible desastre” mientras permanecía como preso político del gobierno dictatorial de la familia Somoza.
Durante un acto en el Centro de Convenciones Olof Palme, el dictador nicaragüense junto a su esposa, la vocera Rosario Murillo, aseguró haber vivido la tragedia de 1972 cuando era prisionero de Somoza. Ortega recordó las condiciones inhumanas y crueles en las que permaneció cuando Managua sufría el embate de un terremoto.
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Aunque Ortega se limitó a mencionar las razones de su encierro, o su razón de prisionero, narró los tratos crueles de la guardia somocista contra los carceleros, mismas condiciones en las que ahora son torturados los prisioneros de conciencia de la dictadura sandinista, entre ellos, exguerrilleros como Dora María Téllez, conocida como la “comandante dos”.
“Era en hora de la madrugada de hoy 23, nos tenían aislados (…) decía prohibido hablar, prohibido silbar, prohibido cantar, tiene que permanecer de pie a la vista de los guardias que se paseaban observándonos, cumpliendo con las normas; celdas en las que había un camarote y era prohibido sentarse, no podíamos sentarnos”, dijo.
“De repente vimos que las luces tomaron una fuerza superior a la normal, primero se apagaron, y en ese momento escuche, ¿qué será?, y después empezó a temblar; en Tipitapa se sintió fuerte”, agregó.
Mismos tratos crueles para prisioneros de la dictadura sandinista
Daniel Ortega aseguró que mientras estaba en la cárcel, entre tantos prisioneros sandinista y presos comunes, fue testigo de los tratos inhumanos de la dictadura de Somoza. Eran aislados en celdas de torturas y obligados a permanecer con la luz encendida, sin derecho a poder descansar.
“Prohibido apagar la luz, (estábamos) con la luz encendida a la vista del guardia, y luego no había la manera de dormir porque ahí hay zancudo, nunca vi zancudos tan grandes como los que vi en la zona de Tipitapa; exigimos que nos permitieran mosquiteros, no nos permitían”, recordó.
“Eran celdas pequeñas donde estábamos 140, 150, en mayoría delincuentes comunes; dormíamos en el piso y había que pagar para tener derecho a camarotes”, añadió.
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En la actualidad Nicaragua contabiliza 237 prisioneros políticos, entre ellas 26 mujeres y al menos 20 personas de la tercera edad, quienes son víctimas de la dictadura Ortega Murillo, según registro del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más.
Las torturas a prisioneros políticos son las mismas de hace más de 40 años, puesto que las personas son sometidas aislamientos constantes, torturas psicológicas y físicas, y negativas del régimen para permitir frazadas a los presos y visitas constantes de sus familiares.