Comer frijoles en Nicaragua se vuelve un lujo para las familias pobres

Los altos costos en el precio de los frijoles que se comercializan en distintos mercados de Nicaragua hace que comer este grano básico sea un lujo para las familias de escasos recursos en Nicaragua, donde la libra de frijoles alcanza en esta semana entre los 33 y 35 córdobas en los mercados populares de Managua como el mercado Roberto Huembes o el Mercado Oriental.

De acuerdo a Rubén Arriola, de la Consultoría del Gestor al Consumidor, este aumento en el precio de los frijoles se debe a un proceso de especulación y acaparamiento ilícito de este producto que es parte de la canasta básica en Nicaragua.

“En consultoría dentro del consumidor creemos que este precio altísimo de los frijoles que se cotiza entre 30, 33 inclusive hasta en 35 córdobas, rayando los 40 córdobas en la libra de frijol se debe a un proceso de especulación y acaparamiento ilícito del producto. Esto significa que muchos mayoristas que compraron frijoles con la cosecha de primera y que la que se viene la postrera, están acaparando los productos de suma necesidad en la canasta básica de Nicaragua”, explica Arriola.

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A criterio de Arriola, aquí hace una falta de beligerancia por parte del Estado de Nicaragua para poner un alto a la especulación e indica que la medida más acertada es darle seguimiento a la situación.

Además, explica que la Constitución Política de Nicaragua le da la facultad de oficio al Estado de ejercer una fiscalización para combatir la especulación en productos de suma necesidad, pero se ha hecho de oídos sordos.

“En el artículo 105 constitucional y el párrafo 5 dice que el Estado debe garantizar de que los productos básicos de la canasta básica estén a precios accesibles, combatir la especulación y el acaparamiento ilícito”, indica Arriola.

De igual manera, Arriola señala que en la Ley 842 se establece que todos los mayoristas que estén especulando con este producto de suma necesidad de la canasta básica nicaragüense, se le debe dar un seguimiento de oficio.

“Esto significa que el Estado como tal no le ha dado el seguimiento contínuo y la investigación de oficio para castigar la especulación de estos productos”, advierte.

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Para Arriola, otra medida efectiva que se debe ejecutar es sacar todos aquellos productos que están almacenados o guardados en las bodegas de Enabas para venderlos en los distintos puntos del país y así de esta forma combatir la especulación.

“El Estado se ha quedado viendo los toros de largo”, señala el integrante de la Consultoría del Gestor al Consumidor.

Productores niegan afectación
por lluvias en altos costos

Varios productores de cooperativas agrícolas y agricultores individuales de la zona de Masaya, Carazo y Matagalpa consultados por Nicaragua Actual, negaron que las lluvias hayan ocasionado pérdidas en los cultivos de frijoles, y más bien creen que se trata de pequeños grupos de comerciantes que con la bendición del gobierno de Daniel Ortega acaparan el producto y se aprovecha de la situación.

“Aquí en la zona de La Concha por ejemplo, no tuvimos afectaciones por las lluvias en los cultivos de frijoles, es verdad que llovió bastante, pero no al punto de dañarnos nada, ni de desbaratar los caminos, si en Managua los frijoles llegaron a 33 córdobas debe ser porque alguien se está aprovechando y de eso hay gente del gobierno que está bien sabida pero no les hacen nada porque ellos mismos se lo permiten”, dijo el agricultor Justino Rizo.

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Pulperías dan menos frijoles cocidos por 20 pesos

Habitantes de los barrios María Auxiliadora y San Cristóbal del sector oriental de Managua comentan que desde esta semana empezaron a notar que en las pulperías les dan menos cantidad de frijoles cocidos por 20 córdobas.

“Antes comprábamos 10 pesos, pero ahora solo desde 20 córdobas te dicen que venden y cada vez están dando menos frijoles cocidos, por eso para poder darle de cenar a una familia de seis o siete personas ya no se puede con 20 pesos, por lo menos son 30 a 40 córdobas los que se necesitan, sólo para hacer el gallopinto de la cena”, asegura la señora Carmen Pérez, habitante del barrio San Cristóbal.