El comunicador que labora para Confidencial hizo pública su salida del país. Se preguntarán porqué… la respuesta es casi invariable a los casos anteriores, la dictadura sandinista ataca, encarcela, censura, restringe e intenta reducir, a su máxima expresión, las voces críticas a su administración. Es el diario vivir en la nación cuya democracia ha quedado el concepto sólo en libros.

“Cuatro camisas y dos pantalones. Eso fue todo lo que metí en mi equipaje cuando decidí salir de Nicaragua” escribió al iniciar un artículo de opinión que lleva por título: Una “mochila” con veinte años de oficio ante el asedio al periodismo.

Con su decisión garantiza lo que, mientras tenga fuerzas, nunca abandonará, la realización de investigaciones, esas que lo han hecho merecedor del premio internacional (ahora también “regulados” por Ortega-Murillo), Ortega y Gasset y Rey de España en 2011.

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Su futuro, analizó el periodista, era ser apresado, autocensurarse para evitar represalias o simplemente trabajar, pero desde otras tierras. Enríquez fue citado por el Ministerio Público, entrevistado por el caso del supuesto lavado de dinero, bienes y activos, contra Cristiana Chamorro y la Fundación Violeta Barrios; él asistió, pero la experiencia no fue gratificante.

Buenos días a todos. A escribir, desde fuera de Nicaragua, una nueva etapa en mi vida profesional en medio del intento de acallar a la prensa independiente, animo a las fuentes a que sigan ayudando a iluminar la oscuridad. @confidencial_ni https://t.co/hGpXRJy7gv

— Octavio Enríquez (@Cabistan) August 20, 2021

A ese desfile de la fiscalía, fueron requeridos periodistas de radio, televisión, periódicos y hasta medios digitales; a algunos amenazados al recordarles la existencia e inminente aplicación de la Ley Especial de Ciberdelito, una legislación creada para coartar el derecho de opinión, expresión e informar, ello desató el exilio de una segunda y alta ola de hombres y mujeres de prensa.

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Desde 2018, Costa Rica, Estados Unidos y España se convirtieron en naciones de refugio para los periodistas que, forzados a abandonar la suya, durmieron en el suelo, posaron, iniciaron de cero nuevamente, enarbolando la bandera de su derecho a ejercer su profesión y que demostraron que la batalla contra los medios y comunicadores independientes, la perdió el régimen desde que la inició.