Monseñor Báez: Ningún opresor termina bien ni ningún dictador triunfa indefinidamente

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En su reflexión evangélica de este domingo 19 de febrero, el obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio José Báez, hizo una invitación a obedecer el “amor revolucionario” al que Jesús nos invita a perdonar, pero no olvidar, el mal que ocasionan los opresores y dictadores a la humanidad, a quienes también les recordó que “ninguno termina bien” ni “triunfa indefinidamente”.
El obispo católico, quien encabezó la última lista de religiosos desnacionalizados nicaragüenses por orden del dictador Daniel Ortega, dijo que la primera reacción a la maldad de los opresores es el “rencor, la indiferencia, el resentimiento y el deseo de venganza”, pero este domingo invitó a olvidar estas acciones que nacen de un corazón envenenado y exhortó a la feligresía a “amar”, que es “es renunciar a la venganza y al odio”.
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“Jesús no está proponiendo actuar pasivamente y permitir que nos sigan golpeando. No se trata de una llamada a la resignación, ni a la pasividad ante el mal recibido. Jesús tampoco nos pide ignorar las exigencias de la justicia, sino no confundir la justicia con la venganza”, manifestó el jerarca católico exiliado en Estados Unidos desde 2019.
“La represalia, el odio y la venganza no llevan nunca a la resolución de los conflictos, ni permiten construir una convivencia basada en la justicia”, agregó.
“Amar al enemigo”
Monseñor Báez reflexionó en el amor al prójimo, sobre todo al opresor y dictador, y dijo que la propuesta del perdón de Jesús se basa en “renunciar a la venganza y al odio”, no en “tolerar la injusticia, ni eximir al culpable de que rinda cuentas de sus delitos ante la justicia y mucho menos renunciar cómodamente a la lucha contra el mal”.
El obispo católico reprochó a los dictadores que la misma “historia” será la encargada de enseñarles el camino de la destrucción que han tomado, y que su triunfo tiene caducidad porque “Dios pone y quita reyes”.
“Amar al delincuente, al tirano y al opresor, no significa aprobar sus delitos e ignorar su maldad, ni tampoco olvidar el inmenso sufrimiento que ha provocado. Amar al enemigo no es tampoco callar tímidamente y hacernos los desentendidos ante su crueldad y sus crímenes”, señaló.
“La historia les debería enseñar que con su odio, su crueldad y su violencia son ellos mismos quienes se destruyen. Nunca ningún opresor termina bien ni ningún dictador triunfa indefinidamente“, sostuvo.
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“Denunciemos”
Monseñor Báez finalizó su homilía de este domingo invitando a la feligresía a seguir denunciando “a los malvados” pero con un corazón “limpio de odio” y venganza. A la vez, extendió su compromiso para continuar “combatiendo la injusticia sin renunciar a la misericordia”.
“No permitamos que las diferencias nos conduzcan al odio. Dejemos de lado las palabras hirientes que envenenan la convivencia, no nos hagamos daño unos a otros y superemos los fanatismos que nos dividen. No demos fuerza al mal”, dijo.