Régimen asegura tener pruebas con las que iniciará juicio contra Monseñor Álvarez el 28 de marzo

La justicia de Nicaragua al servicio de la dictadura sandinista, prepara las supuestas pruebas en contra del Obispo de Matagalpa y Administrador Apostólico de Estelí, Monseñor Rolando José Álvarez, con las cuales pretende dar inicio al juicio el próximo 28 de marzo. 

De acuerdo a informaciones del expediente electrónico, el caso estará en manos de la funcionaria judicial y leal a la dictadura Ortega Murillo, la jueza Nadia Tardencilla, quien es señalada de actuar como el verdugo de las personas presas políticas de Nicaragua, por lo cual fue sancionada en julio de 2022 por el gobierno de Estados Unidos.

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La Fiscalía, controlada por el oficialismo, terminó de presentar este pasado 31 de enero el escrito de intercambio de información y pruebas en contra del jerarca católico, las cuales exige tener la defensa del acusado con el fin de preparar sus argumentos para el juicio previsto para finales del mes de marzo.

La fecha del juicio fue establecida por la jueza Gloria Saavedra, del Juzgado de Décimo Distrito de lo Penal de Audiencia de Managua.

Aún se desconoce las supuestas pruebas que el régimen presentará para dictar una condena contra el obispo, como ha sucedido en el caso de los más de 230 prisioneros políticos que la dictadura mantiene por capricho dentro de celdas de torturas y aislamiento.

Testigos falsos contra el obispo de Matagalpa

Luego de más de 4 meses secuestrado, Monseñor Álvarez fue enviado el pasado 10 de enero a un juicio espurio lleno de vicios y nulidades en el que la dictadura hizo desfilar a falsos testigos que declararon en contra del religioso.

Inclusive, en las comunidades matagalpinas ha sorprendido, además que exseminaristas de la Diócesis de Matagalpa hayan aceptado ser parte de esta guerra contra el Obispo.

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Se conoce que uno de los testigos falsos es el ex seminarista Óscar Samuel Cruz, a quién según fuentes de la diócesis identificaron como un policía que vieron vestido de civil casi siempre en cada actividad de monseñor Álvarez.

“Aparentemente le dieron la misión de vigilarlo 24 horas, siete días a la semana, sin tregua y sin descanso antes de su secuestro”, relata una fuente eclesiástica, ligada a la Diócesis de Matagalpa.