“Hemos empezado desde cero”, la vida de los 222 desterrados a Estados Unidos
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A un año que 222 opositores recobraran su libertad, pero con sabor a destierro, muchos de ellos han tenido que reinventarse y vivir en otro país lejos de la tierra que los vio nacer, pero afirman que en medio de sentimientos encontrados e infinidades de adversidades, su lucha continúa por ver a una Nicaragua libre y en democracia.
Fueron 189 hombres y 33 mujeres a quienes Ortega los separó de sus familias, de su cultura, de su gastronomía y de sus propias propiedades, pues aparte de haber sido desnacionalizados como originarios nicaragüenses, fueron víctimas de confiscación y robo.
Todos cargaban condenas de hasta 15 años de prisión impuestas por supuesto ciberdelito y traición a la patria. Por meses fueron sometidos a duras condiciones carcelarias infrahumanas, torturas físicas y psicológicas en las prisiones del Complejo Judicial de Managua, conocido como “El Chipote”.
Nicaragua Actual logró conversar con algunos desterrados por la dictadura sandinista, en sus testimonios relatan los duros momentos y situaciones que han vivido a lo largo de este año, al que catalogan como “agridulce”.
Para Samantha Jirón, excarcelada política, lo más difícil que le ha tocado vivir en este año es adaptarse a las leyes y políticas del país al que fue desterrada (EE.UU.), los traumas postraumáticos después de su excarcelación, pero da gracias a Dios por estar en libertad y aunque sea ver a su mamá y familiares a través de una videollamada.
Pedro Joaquín Rodríguez, otra víctima de la dictadura sandinista, para él este año ha sido un desafío porque “hemos empezado a sobrevivir. Hemos vivido de caridades y del apoyo que hemos tenido de diferentes personas”, pero a pesar de ello, cuentan con la fortaleza que lo caracteriza como nicaragüenses y es salir adelante a pesar de las adversidades.
Para Alex Hernández, vivir en Estados Unidos después de su destierro ha sido un completo “reto enorme” sobre todo “cuando no tenes amigos, familia y por no tener relación con el sistema de este país y empezar desde cero, pero ahí vamos de a pasitos”.
Pese a que ya recobraron su libertad desde el destierro, Hernández considera que este año no hay nada que celebrar, sino a mantener la lucha por Nicaragua y no normalizar el destierro y la desnacionalización.
Contrario al politólogo José Antonio Peraza, este año lo recibe con “optimismo” porque ya está mentalizado que está en otro país y debe de trabajar, sobrevivir y resolver sus problemas, sin embargo, aún existe la lucha por Nicaragua “y eso no va ser abandonado”, aseguró.
Mientras tanto, pese al destierro ilegal, Eveling Pinto aseguró que la dictadura sandinista no logró su objetivo de hacerlos sentir “derrotados, abatidos, ni mucho menos que dejemos de luchar, que dejemos de defender los derechos humanos”, sino que continúan trabajando en campañas para demandar al régimen de Ortega y la liberación de los demás presos políticos que siguen en cautiverio en las mazmorras de La Modelo y El Chipote.
Libertad de los 222 costó un millón de dolares en gastos
Estados Unidos calculó este jueves que alrededor de un millón de dólares fue el gasto que tuvo el gobierno para el recibimiento y la recepción de los 222 nicaragüenses desterrados por el régimen de Ortega.
En rueda de prensa, el subsecretario adjunto en la Oficina de Democracia, Derechos Humanos y Trabajo del Departamento de Estado de EEUU, Enrique Roig, indicó que en un periodo de tres días el Departamento de Estado con el apoyo de “los colegas” en la Embajada de los Estados Unidos en Managua, ONG y gobiernos aliados, gestionaron todo tipo de ayuda para recibir al grupo de los 222: atención médica inmediata y recursos de bienestar.