Dictadura retira su embajadora en Brasil por el apoyo de este país a apátridas nicaragüenses

La dictadura de Daniel Ortega dejó sin efecto el nombramiento de la sandinista Lorena del Carmen Martínez, quien tenía el cargo de Embajadora de Nicaragua ante Brasil, luego que este país suramericano anunciara el ofrecimiento de la nacionalidad a al menos 317 nicaragüenses, a los que la dictadura dejó en estado de Apatridia.

La resolución sobre el retiro del cargo de Martínez fue publicada este jueves 16 de marzo en La Gaceta, diario oficial de la República de Nicaragua, a través del acuerdo presidencial 23-2023. El orteguista, Gadiel Osmani Arce Zepeda, será quien ocupe el cargo de Martínez, bajo el nombramiento de “Ministro Consejero con “Funciones Consulares” de Nicaragua ante Brasil.

Este es el segundo día consecutivo en el que la dictadura cancela el nombramiento de embajadores y nombra en su lugar a ministros consejeros.

El reciente 7 de marzo, el gobierno de Brasil manifestó estar dispuesto a acoger a nicaragüenses que fueron desterrados por la dictadura sandinista el pasado 9 de febrero, así lo aseguró el embajador de ese país ante la Organización de las Naciones Unidas, Tovar da Silva Nunes.

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El funcionario brasileño manifestó que actuarían de acuerdo a los estatutos migratorios de la legislación migratoria del país, para valorar los casos de quienes pueden ser elegibles para otorgar la nacionalidad a los expatriados.

“Brasil tiene una preocupación humanitaria, además de los derechos humanos y tenemos un estatuto de nuestra legislación migratoria que permite acoger personas sin nacionalidad. En ese sentido, quisiéramos ofrecerles la posibilidad de examinar los casos para acoger los ciudadanos que están sin nacionalidad”, expresó el embajador.

Aunque el delegado del gobierno brasileño evitó referirse al informe presentado por el Grupo de Expertos de la ONU donde responsabiliza a la dictadura sandinista de cometer crímenes contra la humanidad, mostró su disposición para apoyar a los desnacionalizados.

Tovar da Silva Nunes solamente expresó en su discurso que “recibió con extrema preocupación la decisión de las autoridades nicaragüenses de determinar la pérdida de la nacionalidad de más de trescientos ciudadanos nicaragüenses”, pero eludió mencionar a los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo, a pesar de las acusaciones de la ONU de que su régimen cometió crímenes de lesa humanidad.

Ante la posición de la delegación de Brasil en el Consejo Permanente de Derechos Humanos de la ONU, disidentes y opositores exigieron al gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva que no continúe guardando “silencio atronador” sobre la crisis sociopolítica de Nicaragua.

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“Hacemos un llamado al señor presidente de Brasil…que demuestre que no es de la misma categoría, de la misma especie y de la misma basura que es Ortega. Que demuestre que tiene sentimientos humanos, que tiene respeto a los derechos humanos y que repudie y rechace las actitudes de Ortega”, exigió Moisés Hassan, opositor desterrado por la dictadura.

En tanto, la delegación de Brasil apostó por un diálogo “para explorar formas de abordar constructivamente esta situación con el gobierno de Nicaragua y todos los actores relevantes”.