Monseñor Báez desde el exilio: “No nos acostumbremos a ser reprimidos y silenciados”

En su homilía dominical desde el exilio, monseñor Silvio Báez, destacó que “la solución a los problemas sociales no es eliminar a quien es distinto. En una sociedad sana deben resonar todas las voces. Nadie debe ser acallado por pensar diferente al resto de las personas”.

“Quien reprime o encarcela para silenciar a quienes resultan incómodos por su forma de pensar es un enemigo de la vida que expresa su cobardía aplastando las conciencias libres”, expresó el líder religioso al dirigirse a los católicos en la iglesia de Santa Ágata de la ciudad de Sweetwater, colindante a Miami, Florida.

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El obispo, quien tuvo que exiliarse tras recibir amenazas de muerte por expresarse en contra del actuar de la dictadura de Daniel Ortega, expresó “no nos acostumbremos a ser reprimidos y silenciados. Luchemos para que, en nuestro corazón, en nuestras palabras y también en las instituciones sociales, no haya espacio para la intolerancia y la exclusión”.

Monseñor Báez, quien hasta abril de 2019 ejercía como obispo auxiliar de Managua, basó su homilía en una porción del evangelio de Lucas, que narra el momento en el que Jesús tomó “la firme decisión” de emprender un viaje a Jerusalén, el cual Jesús intuía que podía ser el último y acabar en su rechazo y su condena a muerte.

Sin embargo, agrega que “la experiencia de Jesús nos enseña que el amor, la generosidad, la integridad personal tienen un alto precio, y que la fidelidad del profeta a la misión que ha recibido de Dios también tiene un alto precio”.

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“Por eso algunos piensan que es mejor callarse, que es mejor no buscarse problemas, que es más prudente actuar como si no nos enteráramos de nada y evitar decir cosas que puedan disgustar. Este es el camino más fácil, pero es el que más nos aleja de Dios y de nosotros mismos”, considera Báez en su mensaje dominical.

Agrega que “si queremos actuar con la valentía y la libertad de Jesús, no podemos dejarnos condicionar ni por intereses mundanos ni por el miedo”.

“No se construye el mundo eliminando a quienes no piensan como nosotros. Debemos poner siempre en primer lugar el valor del respeto a los demás y del amor más allá de toda diferencia”, manifiesta Báez.

El sacerdote nicaragüense considera que “el gran reto es aprender a aceptar lo diverso desde nuestra propia identidad, dando testimonio de que se puede ser uno mismo sin eliminar al otro”.

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“Aun con el ceño fruncido, no nos dejemos vencer por la tentación de la venganza y la intolerancia. Sigamos adelante haciendo el bien, como Jesús. Unidos a Jesús, ni el miedo ni el rechazo podrán jamás condicionarnos ni detenernos”, finalizó diciendo en su homilía monseñor Báez.