Rafaguean casa de un familiar del esposo de excarcelada política en Jinotega.

Con información de Jacksell Herrera.

La noche de este miércoles, sujetos desconocidos rafaguearon la vivienda de un tío del esposo de la excarcelada política Jeysi Junieth Lagos, en San José de bocay, Jinotega.

Se conoce que un vecino que se encontraba en la vivienda fue herido de bala y se presume que el tío de su esposo también, La excarcelada política y su esposo han recibido una serie de amenazas de muerte, la última fue el día de ayer por medio de whatsapp.

“No creas que es broma, vas a pagar caro por haberte metido de tranquera, te vamos a dar donde más te duele, estás en la lista, esta vez no te vas a capiar de que te matemos” reza parte de uno de los mensajes amenazantes.

Por su parte a su esposo le escribieron “Tu mujercita pagará por todo, no pierdo las esperanzas de verla otra vez hundida en los calabozos, si es que no la matamos antes, esta vez no perderé la oportunidad de hacerla mía, cuando la agarremos la voy a despedazar”.

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Jeysi Lagos, quien ahora pertenece a la organización, grupo de reflexión de excarcelados políticos (GREX) es una joven ex policía que después del 2018 se sumó a la lista de presos políticos, el 26 de julio 2018 fue capturada y salió el 20 de mayo de 2019, ( 10 meses en la cárcel de mujeres conocidas como las esperanzas).

Jeysi Lagos se retiró de las filas de policía en el año 2015 luego de más de ocho años de servicios en diferentes delegaciones policiales del departamento de Jinotega.

Pero por la lucha cívica de abril del 2018, Jeysi Lagos de 25 años no pudo quedar ajena al dolor y salió a las calles al igual que miles de nicaragüenses alzando la bandera de Nicaragua reclamando justicia y libertad, pero sus antiguos compañeros llegaron a su casa en la comunidad El Consuelo pidiéndole que se reintegrará a las filas policiales, ella se negó al argumentar que no se iba a prestar a reprimir y asesinar a sus hermanos nicaragüenses y decidió seguir en su lucha por la democracia.

La tarde del 26 de julio del 2018 cuatro policías y dos paramilitares llegaron a su casa a secuestrarla, para trasladarla a las celdas de la delegación policial de Jinotega y luego la llevaron a las tenebrosas cárceles de La Esperanza donde estaban otras presas políticas.

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