Monseñor Silvio Báez condena manipulación de la fe por la dictadura en Nicaragua
Desde el exilio, Báez denunció la instrumentalización de festividades como La Purísima por parte de la dictadura sandinista.
El obispo auxiliar de Managua en el exilio, Silvio Báez, hizo un llamado en contra de la corrupción, la explotación y la manipulación que convierta a la Iglesia en un “mercado de intereses egoístas”, injusticia social y ganancia material durante su homilía del domingo, 9 de noviembre, desde la parroquia de Santa Ágata en Miami, Estados Unidos.
“Cuánto daño han hecho en nuestros países personas y grupos que por años han vivido obsesionados solo por aumentar su capital, sin importarles los derechos humanos, la libertad del pueblo y el futuro de la democracia, llegando incluso a apoyar y defender a dictaduras y sistemas injustos con tal de no ver afectadas sus ganancias“, acusó Báez.
Dichas actitudes las contrastó con las acciones de Jesucristo, con su indignación ante los mercaderes en el Templo, citando al Evangelio según San Juan: “No conviertan la casa de mi Padre en un mercado”. Y llamó a la feligresía a no olvidar “que indignarse ante la injusticia es una forma de creer en Dios y de sentir misericordia hacia los más pobres”.
Báez dictó, pues, que “Jesús resucitado es el nuevo santuario de Dios, un templo en el que no hay nada que comprar ni vender. Todo es amor gratuito… Estemos atentos a no convertir nuestro corazón en un ‘mercado’. No vendamos nuestra vida a placeres deshonestos, ni nuestra conciencia a los poderosos del mundo para obtener privilegios“, declaró.
Por su labor religiosa, Báez debió exiliarse de Nicaragua en 2019 ante amenazas contra su persona, parte de una campaña mayor de represión contra la Iglesia católica de parte de la dictadura sandinista de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Esto debido al compromiso de la Iglesia con posicionarse a favor de la población ante el poder.
Esta represión incluye el cierre de emisoras católicas, el encarcelamiento y destierro de clérigos, y la confiscación de propiedades eclesiales. En cuanto a la corrupción que menciona, Báez señala directamente la manipulación de la dictadura con ciertas formas de piedad popular como la celebración de La Purísima en Nicaragua.
“Los poderosos inicuos han querido también hacer de la Iglesia un ‘mercado’ manipulando las fiestas religiosas“, condenó en la homilía. Esto transforma la celebración en un “remedo religioso” que excluye la oración por “la liberación de nuestra patria”, a la cual invitó Báez, y prioriza el control político sobre la espiritualidad.