Monseñor Álvarez: Nicaragua debe detener la espiral de violencia y muerte

La historia pasada y contemporánea de nuestro país está marcada por sufrimiento, divisiones, diferencias, violencia, muerte y luto, recordó el religioso Rolando José Álvarez, quien pidió cese este actuar que deja únicamente pérdidas y heridas en la sociedad.

Rechazó la constante imposición de los que emplean la fuerza para mantener sus ideales y hacer cumplir sus órdenes, por encima del valor de cada ser humano, ese que resulta ser el más desprotegido ante las barbaries.

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“Ha sido una espiral de violencia, están aquellos que ávidos de poder y riquezas no les ha importado explotar o pisotear la dignidad de sus semejantes, están los chantajistas que tienen sometidas a sus víctimas, sabrá Dios por qué causa” acusó Álvarez.

De la misma manera señaló como promotores de daño a los que “se niegan a servir” sino consiguen algo a cambio, los que guardan odio hasta ejercer la venganza que anidan en el alma y corazón.

Estas acciones destruyen a las familias, sociedades y a la nación, apuntó el obispo; apeló por un cambio de pensamiento en bienestar del país para el que profetiza una “transfiguración”.

Pide el fin del pensamiento de los que menosprecian la vida de los demás acabando con ella por diferentes vías, todas irreparables y condenables explicó.

“Están los que no se comprometen con la vida y pensando que pueden tomar la vida de los otros sin consecuencias abortan, asesinan con un arma o a través de la eutanasia”.

En medio de ese oscuro vivir del ser humano, considera Rolando Álvarez, hay quienes escuchan la “voz de Dios” y en comunión con él creen en la esperanza de cambio, por eso, ruega por que en su sentir: “Nicaragua debe detener este espiral que quiere arrastrarnos a todos, debe de parar los circulos de violencia y muerte”.

Recalcó que la indiferencia causa tanto mal y debe también ser erradicada en los nicaragüense, quienes deben pensar en el dolor de los sufren, en la tristeza de los que perdieron a un allegado y volverse empáticos a la realidad nacional.

“Debe afanarse por el regreso de los exiliados, dando seguridad a sus vidas y oportunidades de trabajo digno, debe reparar el daño infringido hechos a las personas y sus familias, debemos de perdonar, debemos cuidar de los que sufren”.

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Pidió oraciones por los presos y los perseguidos, solicitó convertirse en custodios de la vida, el bien común, el bien para todos, de la justicia, la defensa de los derechos y las libertades de todos.