Rosario Murillo admite haber cometido crímenes en 2018: “Era una masacre”

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Este miércoles al concluir el discurso televisado del dictador Daniel Ortega, la vocera sandinista, Rosario Murillo, reconoció los crímenes cometidos en 2018 al recordar “la masacre” que provocó en contra de la población que se manifestaba para exigir su renuncia de la presidencia de Nicaragua, y que ella califica de “fallido intento de golpe de Estado”.
En cadena de medios oficialistas, Murillo dijo “recordar” el supuesto sufrimiento que vivió ante lo que llamó “ese asalto criminal a la Paz y a la voluntad de un pueblo que siempre ha luchado por la Paz”, intentando eliminar su responsabilidad en la “masacre” armada contra la población en 2018, mientras acusa a la oposición de asesinar y torturar a sandinistas y policías.
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Testigos de la represión en Nicaragua han evidenciado el arsenal de la muerte usado por policías y paramilitares sandinista que incluía siete tipo de armas de guerra, entre ellas fúsiles AK 47, Dragunov, ametralladoras PKM, M 16, Remington 700, Jericho 941, Mossberg 500, que fueron utilizadas para asesinar a al menos 355 manifestantes, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
“Son horas que estamos viviendo de inmenso sufrimiento. Esas noches recibimos tantas llamadas, tantas madres afligidas que nos pedían hacer algo para detener ese baño de sangre; era una masacre y además filmada y reproducida. ¡Cómo disfrutaban las imágenes del horror que ellos mismo creaban, eso es una enfermedad del alma!”, exclamó Murillo.
La funcionaria sancionada continuó diciendo que no puede creer “que hay seres humanos que torturan, queman, amenazan, destruyen, aterrorizan” a la ciudadanía, como hicieron sus operadores sandinistas con varios opositores en 2018, unos desaparecidos y otros en el exilio que aún denuncian las torturas que vivieron a manos de agentes pro gobierno.
Incluso, esas denuncias han sido documentadas por la CIDH y el Grupo de Expertos Independientes para Nicaragua de las Naciones Unidas (ONU), que recientemente presentó un informe que acusa a Daniel Ortega y Rosario Murillo de cometer crímenes de lesa humanidad.
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“Pobrecitos. Y cómo después de ese intervalo diabólico han tenido que salir huyendo de su país, que horror porque aquí nadie quiere violencia y nadie quiere promotores de violencia”, agregó Murillo en forma de burla a las más de 100 mil personas que se exiliaron y siguen desplazándose forzadamente debido a la persecución política instalada en Nicaragua.
El terror de las armas
Murillo también reveló que durante los tranques que ella ordenó derribar “con todo”, las familias la llamaban aterrorizadas por el sonido de las balas y las armas que la dictadura le facilitó a paramilitares y policías para desmantelar las barricadas y perseguir a opositores que seguían manifestándose en las calles. Muchas de las marchas organizadas por la población fueron sofocadas por agentes armados que disparaban en forma de amenaza.
“Nos llamaban aterrorizadas con el ruido de los morteros, de los tiros, de las armas, con las que pretendieron destruir al pueblo nicaragüense. Con la Paz no se juega, no la toquen”, advirtió.
La vocera sandinista indicó que decidió perdonar, como también aseguró Daniel Ortega minutos antes, a quienes “causaron el daño a Nicaragua”, pero no olvida y por ello confesó que seguirá defendiendo “la Paz” que tanto pregona, porque “toda acción tiene una reacción”, dijo.
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“Yo les digo a todas las personas que se equivocaron con Nicaragua: ¡Basta ya! Nosotros somos un pueblo de valores, somos capaces de expulsar, hemos sido capaces a quienes pretenden dominarnos, someternos y saquearnos, pero eso no quiere decir que vivamos amagados con el corazón ácido”, añadió.
“Creo que todos perdonamos porque no somos seres de odio, pero difícil es olvidar, les soy franca, les soy sincera, no se puede olvidar, duele lo que pasó en Nicaragua y duele, sobre todo, la conducta de los que se proclamaban intermediarios de Cristo, duele porque uno se formó en valores cristianos católicos”, finalizó.