Escándalo en la OEA: Investigan a Luis Almagro por supuesto romance con asistente

La agencias de noticias The Associated Press logró confirmar este viernes sobre las investigación de manera interna en contra del Secretario General de la Organización de Estados Americano (OEA), Luis Almagro, de 59 años de edad, quien presuntamente violó el Código de Ética de este organismo al mantener un supuesto romance con una asistente.

En el marco de la LII Asamblea de la OEA, en Perú, en la que se dan cita 34 países miembros de este organismo, se ha revelado el supuesto romance entre Almagro y una mujer mexicana unos 20 años menor, según declaraciones de empleados actuales, retirados, y de diplomáticos regionales.

De acuerdo al reporte de esta agencia de noticias con sede en Nueva York, Almagro ha mantenido esta relación a escondida desde hace varios años, lo que ha provocado inconformidad entre la comunidad de empleados de la OEA, quienes se sienten intimidados por tener que trabajar con la presunta amante de su jefe.

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Tres empleados de este organismo con sede en Washington revelaron que en 2019 vieron a Almagro y su presunta amante besándose junto a una piscina durante la Asamblea General de la OEA en Medellín.

Otra persona aseguró haberlos visto tomados de la mano en su oficina a mediados del año 2020, e incluso un exfuncionario estadounidense, aseguró que el jefe de la OEA le dijo que esa relación fue la que provocó su separación de su segunda esposa en la época de su reelección en 2020.

Presunto romance con amante viola Código de Ética de la OEA

Las revelaciones sobre el romance entre el secretario de esta organización promotora de la paz y la democracia en la región, con una mujer que trabaja para la misma organización, podría generar más escándalo ante una posible violación al Código de Ética de la OEA, ya que un miembro del personal no debe mantener una relación íntima con un colega de manera tal que “interfiera con el desempeño de sus funciones o coloque en desventaja a otras personas en el lugar de trabajo”.

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El código de ética es claro al establecer que un jefe “no debe ejercer funciones de supervisión sobre la otra persona ni beneficiarla en modo alguno”.